En el pequeño pueblo de Mitzpé Hilá, donde reside la familia del soldado israelí Guilad Shalit, la expectación es máxima y se cuentan las horas para recibir hoy, después de cinco años, a su vecino más célebre como parte de un canje de presos con el movimiento islámico palestino Hamas.
Todo el país te espera, el pueblo entero te abraza, reza una gran pancarta a la entrada de esta población de poco más de 650 habitantes, que antes de la captura de Shalit en junio de 2006 por tres milicias palestinas casi ningún judío sabía situar en el mapa.
Mientras, el Tribunal Supremo hebreo dio por concluidas las audiencias sobre las apelaciones de víctimas del terrorismo que intentaban frenar el canje de 477 presos árabes por el militar, en medio de acusaciones que reflejan la tensión que ha creado el acuerdo, que se aplicará hoy y que liberará a esos prisioneros, que no llegarán a su territorio, sino que serán enviados a Qatar, Siria y Turquía.
Ante esta situación, el Cuarteto para Oriente Próximo decidió reunirse por separado con representantes israelíes y palestinos en Jerusalén el próximo 26 de octubre.
El portavoz del Departamento de Estado de norteamericano, Mark Toner, indicó que el propósito de sendas citas será comenzar los preparativos y desarrollar una agenda para retomar las conversaciones directas entre estos Estados vecinos, interrumpidas desde hace un año y cuyo futuro no resulta nada halagüeño.
