O la cantidad que estamos dispuestos a pagar por algo que nos ofrecen. ¿Pagaría usted, al menos, 180 euros por ver a los Rolling Stones en el Wanda Metropolitano el próximo 1 de junio? Yo, sin ninguna duda.
Pues parece que Arabia Saudí estaba dispuesta, y debe seguir estándolo, a pagar un pastizal -una propinilla para ellos- por el simulacro de torneo que supone la Supercopa de España de fútbol. Y si están dispuestos a pagar tantísimo dinero, siempre y cuando jueguen el Real Madrid y el Barcelona (por eso la juegan cuatro equipos, para asegurarse que estos dos estén siempre, aunque no ganen nada como le sucedió el año pasado al Real Madrid), ¿por qué el dueño del producto debe renunciar a venderlo?
Y si para venderlo necesita comisionistas, ¿qué hay de malo, grave, inusual o ilegal en ello? Otra cosa es la ética, la forma de hacerlo y de dónde procede el dinero. Puede ser que el comisionista o, mejor dicho, un socio -Gerard Piqué- de la empresa comisionista que posibilita el negocio -Kosmos- forme parte de un negocio paralelo que pueda provocar susceptibilidades. Pero si no hay incompatibilidad, la jugada creo que debe ser legal. Y por tanto, nada le impide, salvo la ética, comisionar para conseguir uno de los fines fundamentales de cualquier empresa: ganar dinero y poder sustentar el sueldo de los trabajadores de la compañía.
Si alguien está dispuesto a pagar una pasta por algo que el resto del mundo no pagaría, no es un problema del vendedor; lo es del comprador y su willingness to pay. Lo difícil es acceder a este tipo de negocios que cualquiera aprovecharía y, de verdad, no veo en este asunto nada que no suceda en cualquier otro negocio del mundo mundial. aunque en este caso el proceso no parece el más ético.
