Este pasado lunes tuve la oportunidad de asistir a las Cortes de Castilla y León en la inauguración de una nueva legislatura, la número XI, marcada por el acuerdo histórico entre PP y VOX.
Este acuerdo debe servir de ejemplo y esperanza para millones de españoles y de réplica en el Gobierno de España. No es un acuerdo casual, es el resultado del clamor popular que otorgó a las dos formaciones políticas 44 escaños de los 81 posibles, y eso que durante la campaña los medios subvencionados se encargaron de manipular estadísticas y posibles resultados, así como el Centro de Investigaciones Sociológicas, que otorgaba mayoría al PSOE el 7 de febrero, a seis días de las elecciones. Una vez más la cocina de Tezanos al servicio de Sánchez y sus discípulos.
Los resultados de Castilla y León son un halo de esperanza para millones de españoles que esperan que dicho resultado se repita a nivel nacional y permita un Gobierno de coalición entre el PP y VOX.
Esperamos que el nuevo PP de Feijóo no se eche en brazos del PSOE
En VOX ya hemos expresado abiertamente, a través de nuestro presidente Santiago Abascal, que el orden lógico es el entendimiento entre PP y VOX, mientras que con el PSOE la distancia es infinita. Estamos seguros de que los españoles depararán una mayoría suficiente a PP y VOX para gobernar y sacar de la ruina y la miseria a nuestro país, que está pidiendo a gritos un cambio inminente.
Por ello esperamos que el nuevo PP de Feijóo no se eche en brazos del PSOE, en ese afán oscuro de mantener a VOX alejado de la instituciones por miedo a perder sus sillones, sus poltronas y la retahíla de estómagos agradecidos que dependen de sus mastodónticas estructuras. VOX enseña el camino, el resto debe ser valiente, seguirlo y aplicarlo. Hace falta regeneración democrática.
Con todo esto el debate de investidura de la XI legislatura, aportó detalles interesantes.
Se pudo comprobar la deriva más absurda de Igea y Cs, yéndose al grupo mixto junto con el diputado de Podemos, Pablo Fernández, esos con los que nunca pactaría la formación naranja, por el mero hecho de ser grupo y recibir la asignación monetaria suficiente para su supervivencia. Hipocresía en estado puro. Sin valores, sin principios. ¿Qué podemos esperar?
Por otro lado, frente al discurso rancio y totalitario de un Tudanca en caída libre, el discurso de un joven valiente, como es Juan García-Gallardo, donde le auguró al líder de la formación socialista el mismo éxito que el Partido Socialista de Francia; es decir, a la práctica desaparición y a la irrelevancia política.
García-Gallardo centró su discurso en el apoyo a las familias, porque una nación con familias fuertes es una nación fuerte, y una nación con familias débiles, es una nación débil.
España necesita más jóvenes como García-Gallardo, llenos de entusiasmo, fuerza, determinación y responsabilidad, con una gran formación y preparación al servicio de los españoles y con unos valores y principios que todo político debería de tener. Gracias Juan, tu suerte será la de todos los castellanos y leoneses
(*) Diputado nacional de VOX por Segovia.
