Si hay una máxima tan vieja como el fútbol, o más, es la de que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Y en la Gimnástica Segoviana conocen bien lo que son los disgustos a cuenta de partidos en los que a priori el resultado parecía decantarse para un lado… y acabó yéndose para el otro. El tema de la justicia de los marcadores lo vamos dejando para otro día.
El equipo juvenil azulgrana, que sumaba cuatro partidos sin perder, se enfrentaba en el Minguela a un Las Rozas que tiene muy difícil el sujetarse en la División de Honor Juvenil. Teniendo en cuenta que el equipo madrileño había querido aplazar de nuevo el partido hasta que el Comité de Competición se puso firme, y que los azulgranas se encontraron con casi trescientos aficionados rodeando el terreno de juego, el ambiente se presentaba propicio para conseguir una nueva victoria.
Pero para ganar partidos hace falta algo más que un ambiente propicio, y en el minuto cinco de encuentro el equipo azulgrana ya comprobaba en sus carnes que no lo iba a tener nada fácil. Los aficionados eran espectadores ‘casi’ neutrales, el rival esperaba pacientemente en su campo a esperar un contragolpe, los espacios para jugar en el centro del campo eran prácticamente inexistentes, y hacerlo con balones largos era exponerse a que el viento se los llevara demasiado lejos, o que un árbitro asistente no demasiado bien colocado en todas las ocasiones levantara la bandera con premura.
EN LA PRIMERA, CASI NADA
Con esa decoración de partido, lo normal era que apenas pasaran acciones interesantes sobre el terreno de juego, y así salvando una primera ocasión visitante que detuvo Álvaro con seguridad, durante más de veinte minutos no hubo más que mucho balón dividido, poco control del juego aunque la Segoviana llevaba el dominio con Ivo intentando trenzar la jugada quizá desde demasiado atrás, y Hugo siendo el jugador más peligroso con sus internadas por la banda derecha, aunque sin encontrar rematador en sus envíos.
En el fútbol, como en cualquier otro deporte, el factor suerte influye de una manera superlativa, en este partido la diosa Fortuna sonrió en cuatro ocasiones a Las Rozas. La primera de ellas llegó en el minuto 25, cuando tras una serie de malos despejes el esférico le cayó a Encho, que en buena posición para ensayar el remate superó al portero madrileño, pero se encontró con el larguero en la ocasión más clara de todo el primer período… y casi la única porque la siguiente en importancia fue un balón bien medido al pecho del propio Encho, que no controló bien, y Miguel Muñoz no pudo llegar antes que el cancerbero de Las Rozas.
La suerte no se alió con los gimnásticos, no solo por los balones al palo, sino también por dos decisiones arbitrales que decidieron el partido
En el segundo tiempo cambiaron poco las cosas, con el equipo visitante sabiendo que el cronómetro jugaba en contra de su rival, y la Segoviana intentando abrir el campo a costa de crear un vacío en una zona de creación que se usó bastante poco tras el descanso.
DECISIONES QUE MARCAN PARTIDOS
La segunda ocasión en la que la Segoviana no tuvo suerte llegó a los 15 minutos de la reanudación, cuando una clara falta de Arkaitz, que cortaba un ataque prometedor de la Segoviana, no fue valorada por el árbitro como tarjeta amarilla, que hubiera sido la segunda para el lateral madrileño, que tardó dos décimas de segundo en alejarse de la zona, sabedor de que se había salvado de la roja.
Con la entrada de Arranz y Pichu en el campo, Tito Domingo quiso variar el juego, cruzando balones desde la izquierda hasta la posición de Arranz. El recurso se usó hasta el exceso, si bien es cierto que el interior derecho generó su buen peligro por la banda, e incluso fue el protagonista de la segunda gran ocasión gimnástica, y la tercera vez en la que la Fortuna decidió mirar a la Mujer Muerta en lugar de al terreno de juego, porque tras una gran acción de Arranz internándose en el área, su centro raso fue rematado por Tijera de nuevo al larguero cuando el 1-0 se cantaba bien fuerte. Poco después Mario se deshacía de todos sus rivales y desde la frontal chutaba algo desviado sobre la portería visitante.
Y A LA CONTRA…
Pero Las Rozas ya había encontrado los espacios para jugar a la contra, y apoyándose en la humanidad de Alejandro buscar el área azulgrana como encontró el bullicioso Hugo López que algo escorado eligió muy mal su lanzamiento ante el portero azulgrana. Y así, en la recta final del partido la suerte decidió vestirse de amarillo cuando una contra visitante acabó con un balón enviado a la posición de Scalise, en fuera de juego como parecía haber señalado el asistente… pero desautorizó el árbitro ante la sorpresa de propios y extraños. El jugador de Las Rozas aprovechó para marcar el 0-1 con mucha calidad, y dejar a la Segoviana sin tres puntos con los que quizá contaba ya antes de iniciar el partido. Y eso no siempre sale bien.
