Dos años de pandemia pasan factura en la salud de la sociedad segoviana, y no solo por el aumento de problemas de neumología, afectación muscular y dolencias físicas, también ha trastocado el estado emocional y la salud mental. Las secuelas del sufrimiento acumulado y persistente están llevando a muchos pacientes a requerir la asistencia de los profesionales del Servicio de Psiquiatría de la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Segovia, que está afrontando un importante aumento de actividad desde la aparición del covid-19.
El jefe del Servicio de Psiquiatría, Alberto Miranda Sivelo, estima que la pandemia ha aumentando entre un 20 y un 30% la demanda de consultas y de volantes derivados desde los centros de Atención Primaria. “Estamos trabajando para dar cobertura a toda esta demanda”, ha señalado a esta redacción Alberto Miranda Sivelo, pendiente de ver la evolución del covid que ahora tiende a ser afrontado como una gripe por los responsables sanitarios del país.
Miranda Sivelo asegura que el incremento provocado por la pandemia y “todos los acontecimientos que estamos viviendo últimamente” se hace notar especialmente en el ámbito de la psicología y tiene que ver con trastornos de ansiedad, depresión y reacción al estrés.
Los especialistas se encuentran con problemas de estrés “relacionados con la situación social que ha producido la pandemia, trastornos adaptativos, pérdida de familiares y, en definitiva, cuadros de ansiedad, depresión, insomnio…”.

El jefe del Servicio de Psiquiatría hizo estas declaraciones en la inauguración de la exposición de trabajos realizados por usuarios del Centro de Rehabilitación Psicosocial de la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Segovia, que se puede visitar en el Centro Cultural de San José, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Segovia.
Al igual que ocurrió el 10 de octubre, la exposición que está abierta a la ciudadanía, lleva el lema ‘Salud Mental, un derecho necesario. Mañana puedes ser tú’. Y es que como indicaron el día de la inauguración profesionales y usuarios del Centro de Rehabilitación, la enfermedad mental no diferencia clases sociales, niveles económicos, ni culturales.
“Cualquier persona tiene la posibilidad de sufrir una enfermedad mental y, sin embargo, hay quienes siguen relacionado esta enfermedad con la pobreza, la discapacidad intelectual, con la agresividad y eso no tiene nada que ver”, señaló Alicia de la Calle, terapeuta ocupacional del Centro de Rehabilitación Psicosocial de la Gerencia de Asistencia Sanitaria, un servicio que también se puede conocer a través de esta exposición.
Miranda Sivelo aseguró que durante los tiempos de pandemia “se ha conseguido continuar con los procesos de rehabilitación, continuar con el funcionamiento del centro”. “Cuando no se pudo de otra manera —añadió el responsable del servicio—se intentó a través de trabajos de telepsiquiatría, de comunicación online, para mantener las actividades y eso ha hecho que la estabilidad de los pacientes con trastorno mental grave se haya conseguido mantener a pesar de la pandemia”.
Estudio de impacto
El IV Estudio Salud y Vida publicado por AEGON y el Consejo General de Psicología de España, recogido por Ical, se centra en la percepción del estado de salud, estilo de vida, hábitos y conductas relacionados con el bienestar emocional y social de la población en el último año. Precisa que el 36,5 por ciento de la población de Castilla y León ve que su salud mental ha empeorado, frente a un nueve por ciento que considera que está mejor.
Añade que los datos no permiten explicar las diferencias entre autonomías, pero sí sugiere que en aquellas comunidades más azotadas por el covid y por sus efectos colaterales -muerte, enfermedad e inestabilidad económica, entre otros- la valoración es peor. Es el caso, además de Castilla y León, de comunidades como Navarra, donde casi la mitad de la población reconoce sentirse peor, el 49,8%; Madrid (48%) y Cantabria (39,2%).
El estudio precisa que el 23,5% de la población de Castilla y León presenta síntomas compatibles con un posible caso de depresión o, al menos, sintomatología depresiva moderada, por encima del 20,6% de la media del país. Es decir, que una que de cada cinco personas podría presentar dificultades emocionales de tipo depresión. El 28,9% muestra, por encima del 25% de España, síntomas compatibles con un trastorno de ansiedad.
Además, hasta un 14,3 por ciento tiene ideación suicida, en este caso por debajo del 15,5 % del país, donde el estudio precisa que el dato sube a un 25,7% en la población de entre 18 y 25 años y a un19,4 entre los de 26 a 40.
Tanto en los casos probables de ansiedad como de depresión, la mayoría indica que estos síntomas interfieren en su vida cotidiana (53,7%) y el 14,7%, que lo hacen mucho. En cuanto al riesgo de ansiedad, el 57,1% considera que los síntomas interfieren algo en su vida, y en el de depresión, la probabilidad supera el 50%.
A pesar de estos datos, tres de cada cuatro personas sienten que ahora hay cosas en sus vidas que valoran más que antes, lo que podría apuntar a un indicador de crecimiento postraumático. Más de la mitad indica que no hace nada para mejorar su bienestar psicológico o emocional, pero un 46,1% sí lo ha hecho. De ellos, un 8,3% ha recurrido a un profesional ; un 27% ha cambiado rutinas y hábitos, por ejemplo duerme más, y el 15 por ciento practica actividades enfocadas a mejorar personalmente, como leer libros de autoayuda o ejercicios de respiración y relajación. La medicación o los suplementos los utiliza el 12,9%
Grado de satisfacción con la vida
La población de Castilla y León se siente, en general, satisfecha con su vida. En concreto, le dan un 7,22. En España es de un 7,1. En este caso, la mayor puntuación se observa en Murcia, que supera el 7,57 y Asturias, con un 7,52.
El grado de felicidad percibido también varía por autonomías. En Castilla y León el 80,1 % dice sentirse feliz o muy feliz, superada sólo por Asturias (89%) y Galicia (83,4%). Mientras, el dato es de un 68 por ciento en Castilla-La Mancha. La media del país está en el 76%.
En el caso concreto de la Comunidad, si se compara con el año anterior, se observa que sólo un 19% considera que ha empeorado, frente a un 30,78 que ve que ha mejorado. El 49,5%, dice que no ha variado.
El estudio de campo se realizó durante el mes de julio, a partir de 1.6000 entrevistas a mayores de edad de ambos sexos, con un nivel de confianza del 95,5 %, y con un peso en la muestra de cada comunidad ajustado al peso de su población.
