El Gran Reich Alemán (en alemán: Großdeutsches Reich) es el nombre oficial de la entidad política que Hitler intentó establecer en Europa durante la Segunda Guerra Mundial (la Alemania nacionalsocialista). Hitler muy pronto planteó sus demandas territoriales para el Gran Reich, la anexión de territorios como Bohemia, Polonia occidental y Austria a Alemania y la creación de estados satélites o títeres sin economías o políticas propias, un espacio vital para Alemania. Hoy la historia se repite de las manos de Putin.
En 1853, la guerra de Crimea entre la alianza formada por Gran Bretaña, Francia y el Imperio otomano contra Rusia, terminó con el Tratado de París (1856) que eliminaba todos los privilegios que Rusia había ganado a expensas del Imperio otomano. La caída del prestigio internacional de Rusia tras la derrota de la guerra de Crimen determinó el surgimiento del movimiento paneslavista que consideraba que si, se reunían en un solo estado los pueblos eslavos y los cristianos ortodoxos, Rusia tendría más poder e influencia en los asuntos mundiales.
El dominio turco en los Balcanes, donde habitaban un gran número de cristianos ortodoxos, generó en Rusia un movimiento de apoyo a los pueblos eslavos, lo que determinó que el zar Alejandro II declarara la guerra a los turcos en el año 1877. El ejército ruso se detuvo en su intento por capturar Constantinopla debido a la amenaza de una contienda con Gran Bretaña. Rusia se vio entonces obligada a hacer la paz con Turquía en San Stefano, debido a que Gran Bretaña y otras potencias europeas se oponían a cualquier aumento de la influencia rusa en los Balcanes. En el Congreso de Berlín de 1878 las grandes potencias europeas rediseñaron el mapa de la península balcánica a fin de apaciguar los poderes imperiales y sus aspiraciones territoriales sobre la zona, en lo que pareció ser una derrota diplomática para Rusia.
Los crímenes de entonces se repiten ahora ante las cámaras de televisión
Tras la I Guerra Mundial, surgieron los Estados de Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia, el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (posteriormente bautizado como Yugoslavia) y Hungría. Todos ellos, excepto Yugoslavia, quedaron bajo la dirección soviética al final de la II Guerra Mundial, el telón de acero que decía Churchill. Una situación que cambió radicalmente con la caída del muro de Berlín en 1989, cuando los citados países lograron su libertad.
Hoy la visiones de Hitller para Alemania y de Estalin para Rusia se reiteran con la invasión de Ucrania; el espacio vital, la existencia de Estados títeres en las fronteras de Rusia, el paneslavismo, la visión totalitaria de un visionario, la falta de respeto a los derechos de los ciudadanos. Los crímenes de entonces se repiten ahora ante las cámaras de televisión, recordemos la invasión de Polonia por Alemania y Polonia en septiembre de 1939, el desprecio a la vida de ciudadanos inocentes. Conviene traer a la memoria hoy la masacre del bosque de Katyn, una serie de asesinatos en masa de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles polacos perpetrados por la policía secreta soviética (NKVD) dirigida por Lavrenti Beria, entre abril y mayo de 1940, tras la invasión soviética de Polonia de 1939 al inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Putin ha de ser llevado, cueste lo que cueste, ante la Corte Penal Internacional para ser juzgado
Un diabólico plan que estos días se reitera, el asesinato de las élites de Ucrania para crear un régimen títere al servicio de Rusia, bajo la dirección del dictador Putin, el cual ha de ser llevado, cueste lo que cueste, ante la Corte Penal Internacional para ser juzgado por crímenes contra la humanidad, no bastan las meras sanciones económicas.
El régimen mundial surgido tras la II Guerra Mundial ha caído para siempre, la Carta de las Naciones Unidas se ha mostrado inservible para controlar a los nuevos dictadores y las pretensiones expansionistas de China. La Unión Europea y la OTAN han de ser rediseñadas para hacer frente a estos nuevos retos, solamente así podremos mantener nuestras democracias y evitar sucesos como la reciente matanza de Bucha.