La de policía es de esas profesiones cuyo alto componente vocacional de servicio a los demás hace que aquellos que se dedican a ella antepongan esta virtud a cualquier otra de carácter personal. El ejemplo más cercano pudo verse en la Carrera de Fin de Año de Segovia, donde un agente del Cuerpo Nacional de Policía libre de servicio consiguió reanimar a un participante en la prueba deportiva que sufrió un desvanecimiento mientras competía.
Según los datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno, los hechos tuvieron lugar a las 20.15 horas, a pocos minutos de culminar la prueba, cuando el agente, destinado en la Jefatura Superior de Policía de Madrid, se encontraba en un establecimiento hostelero de la Avenida de la Constitución acompañado de su padre, también funcionario de policía y destinado en la Comisaría de Segovia, así como de su esposa, en la actualidad alumna de la Escuela Nacional de Policía de Ávila.
A pocos metros del establecimiento, uno de los corredores de la prueba sufrió un desvanecimiento, y al percatarse de este hecho, el policía decidió intervenir llevando a cabo prácticas de reanimación cardiopulmonar con la colaboración de su esposa. El corredor se encontraba inconsciente, no respondía a estímulos y tenía respiración agónica y de una frecuencia muy escasa, por lo que su vida podría correr riesgo, y el agente mantuvo las maniobras de RCP durante unos 15 ó 20 minutos de manera ininterrumpida, con las que consiguió, minutos antes de la llegada de la dotación sanitaria del 112 que se desplazó al lugar, que el hombre recobrara la consciencia, así como la frecuencia respiratoria.
Los servicios sanitarios del 112 completaron la estabilización de las constantes del deportista, que posteriormente fue trasladado hasta el servicio de urgencias del Hospital General de Segovia, acompañado de dos dotaciones policiales de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Comisaría Provincial de Segovia que se habían desplazado al lugar, sin que haya trascendido la evolución clínica del deportista atendido.
