Tras días de viaje, miles de kilómetros, cansancio acumulado, incertidumbre y mil emociones vividas, 56 refugiados ucranianos ya están a salvo, con sus familias y conocidos, en la localidad burgalesa de Aranda de Duero y en otros municipios de España. En concreto, los pasajeros de un autobús y una furgoneta llegaron esta misma madrugada al punto de destino después de un largo viaje que se inició el pasado viernes.
En concreto, el convoy estaba conformado por un vehículo de Autocares Víctor Bayo, con sede en la localidad segoviana de Campo de San Pedro, y una furgoneta de Transportes Hernando y Revilla, con origen en Sepúlveda, a lo que suma uno de sus camiones tráiler, en cuyo interior viajaban los productos que arandinos y ribereños -pero también segovianos- han donado, sobre todo material sanitario.
La iniciativa partió de las empresas burgalesas Transportes Hernando y Revilla y Diario de la Ribera, que pidieron la colaboración de Autocares Víctor Bayo. Tras conseguir recaudación gracias al compromiso de la población, consiguieron fletar un tráiler frigorífico que ha transportado 33 palets de material, un autobús con capacidad para 55 refugiados y, además, una furgoneta.
“He llorado lo inimaginable estos días”, refiere Yolanda Bayo, directora general de la empresa de autobuses. “Como conductora profesional, siempre había sido mi sueño viajar por Europa y, en ante esta petición de colaboración para ayuda humanitaria, no dudamos un segundo en sumarnos a ella”, añade.
De este modo, confiesa que se siente “abrumada e impresionada” ante la ingente respuesta solidaria que ha tenido la iniciativa. “El nordeste segoviano se ha volcado con nosotros y lo único que puedo sentir ante eso es orgullo”, asevera. No solo se refiere a las aportaciones económicas o materiales recibidas, sino también a los miles de mensajes de ánimo emitidos, sobre todo por medio de las redes sociales.
El viaje, que ha durado más de cuatro días, se ha desarrollado sin incidencias, aunque desde la coordinadora afirman que el proceso de tramitación en la frontera con Ucrania ha sido “tedioso”. En concreto, el punto de recogida de las personas refugiadas estaba en la ciudad polaca de Przemysl, a casi 3.000 kilómetros de Aranda de Duero.
“Aunque gratificante, la experiencia humanitaria ha sido muy dura y difícil”, lamenta Yolanda Bayo. Con ello, se refiere a los testimonios “devastadores” que se han escuchado en cada uno de los asientos del autobús. Es el caso, por ejemplo, de una menor de 13 años que ha llegado sola a España, pues su padre no ha podido salir del país y su madre ha tenido que quedarse para cuidar de sus abuelos. También hay mujeres jóvenes embarazadas y otras que viajan con sus bebés, que han dejado atrás a sus allegados, sus pertenencias y, en definitiva, su vida. Todos ellos “merecen otra oportunidad”, insiste la segoviana. Así, determina que algunos de ellos establecerán su hogar en Aranda de Duero, mientras que otros partirán de Madrid a cualquier punto de España, donde les esperan sus familiares.
