“Pero el tiempo se acaba y te acercas diciendo, yo no te conozco y ya te echaba de menos,…, ya estamos llegando, mi vida ha cambiado un día especial es 11 de marzo…”.
Tengo poco de deporte hoy, disculpen, sensible que se siente uno pero es que ayer se cumplían 18 años de los atentados del 11 de marzo (¡cuánto daño gratis!), pero es que ahora estamos en una guerra en la que un tipo quiere imponerse y dominar a otros por la fuerza.
Todo esto demuestra que nos falta mucho por aprender, que las cabezas del ser humano siguen sin estar preparadas para aceptar las ideas de los demás y cumplir eso de que “tus derechos terminan donde comienzan los míos”.
Ánimos desde aquí para la gente que está sufriendo en esta guerra sin justificación alguna. Por desgracia, las bajas siempre son de gente inocente.
Centrándome en el deporte y la violencia, tenemos derbis, partidos de alto riesgo, aficiones enfrentadas, insultos, amenazas e incluso agresiones. Pero si nos paramos a pensar, todo esto solo es deporte señores. Algo estamos haciendo mal si lo importante es humillar al contrario ya sea en el campo o fuera.
Me queda la ilusión de todos los gestos de solidaridad ante estas situaciones que se dan, y tenemos ejemplos en los equipos de élite de nuestra ciudad, pero los mejores son los de los pequeños que compiten y que en ocasiones se dan la vuelta para ayudar a un compañero de otro equipo que parece haberse hecho daño. Así sí lograremos una mejor sociedad en la que las distintas ideas puedan ser respetadas y debatidas, porque lo importante no es ser de la Sego, del Nava, del Unami, del Segosala… lo mejor es ser buenos deportistas y mejores personas.
Semper fidelis.
