«Creía que estaban de obras». Un atónito testigo presenciaba ayer a las diez de la mañana cómo un hombre rompía con varios certeros golpes propinados con una maza de grandes dimensiones la luna blindada del escaparate de la Joyería Olmos, y en pocos segundos abría un agujero de las dimensiones suficientes como para poder extraer de su interior varias bateas de alianzas. Así, a plena luz del día y en uno de los establecimientos situados en el corazón de la calle José Zorrilla, una de las principales arterias comerciales de la capital, un hombre intentó ayer llevar a cabo un robo frustrado por la colaboración ciudadana y por un cúmulo de casualidades que llevaron a la localización y detención del presunto delincuente pocos minutos después de la comisión del delito.
El suceso tuvo lugar poco tiempo después de abrir al público el establecimiento, cuando Guillermo Olmos, propietario de la joyería estaba atendiendo a uno de los primeros clientes del día. «De repente, sólo he oido un estruendo muy grande, seguido de dos o tres más pequeños, y la verdad es que no me he enterado hasta que he visto el golpe en el cristal», explicaba el joyero todavía aturdido por el inesperado ataque a su comercio.
Los golpes del mazo, que según algunos testigos tenía una punta en uno de sus extremos, fueron lo suficientemente contundentes como para abrir en pocos segundos un hueco del diámetro suficiente como para que el delincuente introdujera la mano y pudiera alcanzar el expositor en el que se exhibían varias alianzas.
El factor sorpresa por lo inesperado de un delito cuyas características suelen producirse en horas menos concurridas permitió al presunto delincuente huir con el botín obtenido, pero en este caso, la colaboración ciudadana resultó determinante para que el suceso tuviera un final feliz.
Varios testigos presenciales del hecho siguieron a distancia la huida del delincuente, entre los que se encontraba un agente de la Guardia Civil de paisano que colaboró en la persecución por las calles próximas al establecimiento.
Además, en el momento de los hechos, una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía que pasaba por la zona fue alertada del suceso y se incorporó al operativo, que dio como resultado la detención del presunto delincuente, que se había ocultado en un portal de la calle del Rancho.
Olmos calificó como «increíble» el hecho de que un suceso de estas características pueda producirse «a las 10 de la mañana, porque un cristal blindado no se rompe con solo un golpe» y señaló que aún no ha cuantificado el importe de lo robado, aunque confía en que la rápida actuación policial le permita recuperar «la mayor parte del material robado».
