Al Viveros Herol Nava no le salen buenos partidos en León, y bien que lo paga ante un oponente que no perdona en cuanto tiene oportunidad. Este sábado, en un encuentro con dos partes bien distintas, el equipo segoviano presentó su candidatura a ganar el partido en la primera parte, y acabó vapuleado en la segunda.
Que el conjunto segoviano no iba a permitir que su rival tuviera unos cómodos primeros minutos de partido se puso en evidencia cuando apenas habían transcurrido los primeros sesenta segundos y los árbitros ya habían obligado a Mota a sentarse en el banquillo durante dos minutos. La defensa del Nava no iba a conceder absolutamente nada, poniéndole las cosas un poco más sencillas a un Patotski que elevó su porcentaje de paradas casi hasta el cuarenta por ciento en la primera parte.
Porque el conjunto navero planteó el partido en León de la misma manera que lo hizo siete días antes frente a Sinfín, defendiendo como si no hubiera un mañana, porque en ataque las dificultades para lanzar en buenas posiciones siguen siendo patentes. Prueba de ello fue que el primer gol segoviano llegó en el sexto minuto de partido… pero hasta ese momento el Ademar tan solo había anotado uno.
Marcar un gol en los primeros treinta minutos fue tarea harto complicada para los dos conjuntos, y por ello el marcador registró al descanso un 11-12 para el Viveros Herol Nava, mucho más cómodo que su rival sobre la pista.
El retorno de los vestuarios no auguraba lo que después iba a suceder, porque Carró puso la máxima diferencia para el Nava (12-14) y tras una nueva parada de Patotski, el equipo visitante dispuso de un ataque para marcharse de tres goles…
El eclipse
… pero los pasos de Rodrigo en ese ataque terminaron por convertirse en el punto de inflexión del partido, porque a partir de ese momento la defensa del Ademar elevó sus prestaciones de tal manera que dejó durante muchos minutos al Nava sin marcar. Tantos que del 16-16 se pasó al 22-16 en un parcial de 6-0 que destrozó a los jugadores segovianos.
El Ademar no tardó en ver la debilidad del Nava, y se lanzó a remontar el average de ocho goles que tenían los naveros del partido de ida. El Viveros Herol, aún jugando con siete, cometió el error de buscar demasiado al pivote, y ello propició demasiadas pérdidas que acabaron condenándole a sufrir un ritmo de partido endiablado, demasiado elevado para un plantel que necesita de ritmos más bajos, o de mayores rotaciones, para aguantar los sesenta minutos. El 30-20 final fue el reflejo de lo que sucedió en un segundo tiempo donde Nava duró lo que le aguantó la gasolina.
