A la poeta segoviana Elvira Sastre lo de ‘Madrid me mata’, título de su último libro, solo es una manera “metafórica” de decir que la ciudad en la que vive desde hace diez años la hace “morir para resucitar”, una experiencia vital que descubre en esta obra en la que se ha “abierto en canal”.
Nacida en Segovia en 1992, Elvira Sastre es uno de los referentes cuando se habla de poesía española, pero aquí, en ‘Madrid me mata. Diario de mi despertar en una gran ciudad’, vuelve a poner de manifiesto que se lleva más que bien con la prosa, una manera de escribir que ha elegido para narrar en primera persona todo lo que esta ciudad le ha dado.
“Morir para resucitar, esa es la experiencia que te da esta ciudad, porque siempre hay cosas nuevas, descubrimientos diferentes, sitios a los que ir. Cuando uno se muda y está en una ciudad nueva y tan grande y con tanta oferta todo se basa en decisiones, y cuando uno decide también rechaza algo y escoge otra cosa, y ahí está lo que va a prendiendo cada uno, por eso en la ciudad es fácil decidir”, cuenta a Efe con motivo del lanzamiento de esta obra (Seix Barral).
Una obra que nació de los artículos que escribió para la sección de Madrid del diario El País y en la que, asegura, se “expone bastante” y se “abre en canal”.
“Cuando escribo -explica- casi siempre lo hago, pero por mí, y no mido, la página en blanco es el sitio donde más libre me siento; cuando pongo cosas en papel no lo hago agradando a todo el mundo porque los sitios son la libertad en donde uno se queda si quiere, y es algo que llevo haciendo desde que escribo poesía”.
Y lo que Sastre deja claro en ‘Madrid me mata’ es que la capital de España le ha dado “hambre, refugio y calma”. El hambre por las “ganas de descubrirlo todo”, el refugio porque se trata de una ciudad que “pronto se convirtió” en ese lugar donde pudo ser ella, y la calma porque es la suma del haber conseguido las dos anteriores sensaciones.
Eso sí, advierte la ganadora del premio Biblioteca Breve en 2019 con ‘Días sin ti’, Madrid para ella es “casa”, pero no hay que “idealizarla”. “Es maravillosa para mucha gente, pero no para todo el mundo; las capitales se idealizan y forman parte del sueño americano, y creo que es importante que no lo sea para todo el mundo, aunque yo no me voy a ir de Madrid y si pienso en mi casa pienso en Madrid”, matiza.
Con el objetivo de hacer de esta suerte de diario algo más personal, Sastre incluye fotografías salidas de su móvil o cámara de fotos, instantáneas hechas por alguien que no es profesional de la imagen y que pertenecen a su “galería personal”.
“Suponía enriquecer el libro, dotarle de algo más personal, casi como un modo de diario, igual que la gente entra en mí con las palabras. Son momentos personales y costumbristas, imágenes cero producidas, fotos en el confinamiento de mi casa, tienen esa espontaneidad que me gusta”, explica.
“Contenta” en su parte profesional, Sastre confiesa sentirse muy “afortunada”, pero no duda en afirmar que “cada día que pasa” tiene claro que tiene lo que se “merece”, ya que todo lo ha “peleado mucho”.
“Nunca doy un libro por pensado y es importante trabajar con esa consciencia y con un respeto brutal. Seguiré haciendo libros que sea de verdad porque no conozco una vida que sea de otra manera, con respeto y honestidad”, concluye.
