Pablo Rincón, secretario general de Asaja Segovia, tiene claro que las consecuencias de perder las importaciones desde Ucrania harían la situación “insostenible”. La falta de materias primas y de fertilizantes pone en una situación muy vulnerable a los agricultores, que tendrían que asumir más dificultades para abastecerse y se encontrarían con pocas alternativas.
Ucrania es un país muy rico en material primas, no solamente en el sector agrícola. Al problema de los cereales, se une el de los fertilizantes. “Hoy en día es impensable trabajar sin ellos. Si los precios ya están altos, se pueden poner por las nubes”, subraya el responsable de la asociación agraria. Estos productos han subido en los últimos meses debido al aumento en el coste de la energía, otro asunto directamente dependiente de la evolución del conflicto, pues necesitan de maquinaria para su elaboración.
Rincón no espera una afectación brusca en el precio de los productos, sino más bien un impacto constante. “Lo vamos a ir notando. La carestía del producto ucraniano reduce sobremanera la oferta ante un mercado que mantiene una alta demanda, una situación difícil de corregir. “Alternativas, de forma rápida, no hay ninguna. Lleva mucho tiempo establecer relaciones comerciales”. Habría que mirar hacia el resto de Europa, Sudamérica y Estados Unidos.
Por otro lado, el sector, a través de Asaja Segovia, ha organizado una manifestación el 9 de marzo para reivindicar una mayor consideración de su trabajo de cara a las administraciones públicas
“Los cereales están interconectados, si falta uno, se tira de otro”
Huercasa es una de las empresas que no sufre una afectación directa, pues no importa de Ucrania. Sin embargo, asume que la ausencia del cereal ucraniano va a aumentar sus costes. No solo del maíz o del girasol, sino de todo el sector. “Los cereales son productos que están muy interconectados; cuando falta de uno, se tira de otro. Si baja mucho el nivel de importaciones, el cereal que se produzca aquí, se va a producir más caro”, subraya la empresa.
“Una subida de los cereales al final repercute en todo el sector primario”, añade la empresa. “Eso hace que termine afectando a todo el sector agroalimentario, que se nutre de él”. Habla de una cadena “que arrastra a todo” y que terminará llegando al consumidor final, a la cesta de la compra. Huercasa cultiva en España y tiene su producción en las plantas de Sanchonuño y San Miguel del Arroyo, provincia de Valladolid.
El cereal es el punto de referencia en el sector primario; la subida de su precio se traduce en otros productos de los agricultores. La invasión rusa ha cortado una calma de un par de meses de cierta estabilidad en los precios de la energía y la luz, que se ha disparado en los últimos días. El megavatio cuenta tanto como el cereal.
