“Cuando llegue el día del último viaje,/ y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,/ me encontraréis a bordo, ligero de equipaje/ casi desnudo, como los hijos de la mar”. Con esta mirada al futuro concluía Antonio Machado (1875-1939) su poema ‘Retrato’, haciendo referencia al único futuro cierto: la muerte. Este martes, precisamente, se cumplió el 83 aniversario de su fallecimiento en el exilio, en Colliure (Fracia), donde fue enterrado en una fosa municipal.
Cada año, cuando se aproxima su aniversario de muerte, la tumba del escritor andaluz es objeto de diversos homenajes; infinidad de transeúntes se acercan hasta donde reposan los restos de Machado para dejar flores y depositar cartas. La ciudad en la que residió entre 1919 y 1932 ha hecho lo propio y, este martes por la tarde, el Aula San Quirce de Segovia fue escenario de un acto académico que organizó la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce para profundizar en la obra y pensamiento de Machado a través de la mirada de dos escritoras de amplia trayectoria y reconocimiento, Fanny Rubio (Linares, 18 de octubre de 1949) y Miren Agur Meabe (Lequeitio, Vizcaya, 7 de octubre de 1962), y bajo la coordinación de la escritora y académica Marifé Santiago.
El acto consistió en una conferencia magistral y performativa en la que se rindió homenaje a Machado, una “ofrenda” que la Academia de San Quirce le hizo a quien consideran que fue uno de los cimientos de lo que es hoy la Real Academia. Esto se debe a que, en su llegada un 25 de noviembre de 1919 a Segovia, el poeta estuvo destinado a la cátedra de francés del Instituto de Segovia. Sus inquietudes lo llevaron a adentrarse en una institución que apenas había arrancado en aquel momento, la Universidad Popular, desde la que Machado impulsó la democratización de la cultura y el fomento de la educación entre las clases más necesitadas. En los años 50, esta Universidad se transformó en el Instituto de Estudios Locales Diego de Colmenares, hasta que adquirió el nombre de Academia de San Quirce en 1955.
Al tratarse de una conferencia performativa, Santiago pretendía que, a partir de un guión, tomaran la palabra la poesía y la reflexión sobre la obra y vida del escritor sevillano, de manera que no hubo un debate, sino una “línea muy leve” que fue dando paso a la poesía de Agur Meabe y a la reflexión de la profesora Rubio.
Una sombra alargada
A pesar de que han transcurrido cerca de 90 años de la marcha de Machado de la ciudad, Segovia aún respira la sombra de su obra, alumbrada por su humanismo, conciencia ética y mirada crítica sobre la sociedad de su tiempo. Todo ello, teniendo como base su alma de demócrata, pacificador y amante de la libertad, aunque en sus trabajos también hay “tintes” de melancolía, soledad, recreación del pasado o amor.
La poesía del andaluz la conoce bien una de las protagonistas del acto que tuvo lugar ayer. Con apenas 17 años, Miren Agur Meabe la descubrió de una forma curiosa; una operación le impidió disfrutar del viaje de fin de curso en Palma de Mallorca, por lo que invirtió su tiempo en la lectura de ‘Soledades. Galerías. Otros poemas’, que “iba muy bien” con su situación y la frustración que sentía en aquel momento.
Machado se convirtió en su fuente de inspiración, en sus versos encontró su reflejo. De ahí que basara su intervención en el relato de anécdotas personales a partir de las obras del autor, puesto que aseguró no ser lo “suficientemente erudita” como para hablar de sus escritos; recordó su “primer conocimiento” del poeta, lo que le “impresionó” en aquella primera lectura, y resaltó su figura. Por ejemplo, aludió a un viaje que realizó a Colliure, en el que visitó su tumba y depositó en ella dos poemas suyos traducidos al euskera, como una forma de “homenaje desde la idiosincrasia euskaldún”.
La joven que entonces se estaba adentrando en el ‘mundo machadiano’ subrayó una serie de estrofas con las que se sentía identificada, “las mismas” que destacaría ahora, ya que para Agur Meabe no han perdido vigor e iluminan la actividad de la poeta en la que se ha convertido. En su mayoría, eran frases de los prólogos de los distintos libros de Machado publicados sucesivamente en 1917, 1928, 1933 y 1936, recogidos en ‘Poesías completas’, volumen que recopila su obra poética.
A través de estas estrofas, la escritora vasca extrajo distintas reflexiones, una de ellas relacionada con las inquietudes, las preocupaciones o las sensaciones que conforman como seres dentro del mundo, y otra con la escritura y el paso del tiempo; las páginas escritas, en ocasiones, no dan testimonio de lo conseguido sino de lo que “hemos dejado de conseguir”, es decir, de las propias limitaciones. De igual forma, resaltó la aportación que Machado hizo a la lírica “humildemente, de cara a futuras primaveras”. A su juicio, cada poeta, desde su individualidad y su propia manera de expresarse, trata de renovar la lengua.
Difundir la cultura
Antes del acto académico, Agur Meabe mantuvo por la mañana dos encuentros con estudiantes de 1º de Bachillerato del IES Mariano Quintanilla y el IES María Moliner en la Casa de la Lectura. En una charla titulada ‘Cómo, qué, quién, dónde, por qué y para qué de mis libros para jóvenes’, les contó su experiencia como escritora para jóvenes. Así, explicó a los alumnos sus premisas teóricas, perfiló los personajes adolescentes, habló de los escenarios en los que se desenvuelven, de sus objetivos y de sus motivaciones.
Meabe ha sido merecedora del último Premio Nacional de Poesía en 2021 por la obra ‘Como guardar ceniza en el pecho’, considerada por el jurado como “un poemario de madurez de una de las grandes poetas contemporáneas”. Con este reconocimiento, que fue un “honor” recibir, no solo su trabajo ha obtenido una mayor proyección y difusión internacional, sino que su lengua y cultura goza ahora de un “reconocimiento”, en su opinión.
Cuando llegó este lunes a la estación de Segovia-Guiomar, Meabe preguntó al taxista si esta debe su nombre a que “la zona se llama así”, a lo que este le respondió que se correspondía con “la amante” de Machado y, además, cuestionó que no recibiera el nombre del poeta. Para Meabe, esto demuestra que “no se conoce lo suficiente” a Machado, por lo que reafirmó la necesidad de seguir difundiendo la vida y obra de quien hizo de Segovia un lugar aún más universal.
