Más que al socialismo, orientó su campaña al “cambio”. Precisamente, el lema elegido fue “vota Castilla y León, cambio y esperanza”, aunque su principal carta de presentación fueron las medidas ejecutadas por Pedro Sánchez en el Ejecutivo nacional, así como la omnipresencia de su persona en el territorio castellano y leonés. Pero también los proyectos incumplidos u “olvidados” por el PP en los últimos 35 años y medio de gobierno en la Junta. Gracias a su candidatura, la ciudadanía ha sido más consciente de los límites temporales de la política en la Comunidad, pero no tanto de sus propuestas “transformadoras”. Sus acciones fueron orientadas a una regeneración democrática y a la benevolencia de los fondos europeos, pero no consiguieron llegar lo suficiente a la población.
Se presentó por tercera vez a los comicios autonómicos como un candidato “de palabra”. Y tan cierto fue esta determinación que sus discursos en campaña destacaron por ser análogos en conceptos, ideas y manifiestos. Es menester remarcar su ilusión por el proyecto socialista, la cual en ocasiones se vio ensombrecida por una entonación desequilibrada y gesticulación engrandecida. En sus discursos, su expresión facial fue la protagonista, con la mirada fija a los oponentes -aunque evitando los enfrentamientos-, el vaivén de sus cejas y el rictus de su boca entrecerrada, un aspecto característico en cada una de sus intervenciones, que permitió entrever, sin emitir palabra, su desacuerdo e incomodidad. La americana es el elemento esencial en su vestimenta, ya sea con camisa o jersey, aunque siempre sin corbata.
Luis Tudanca (Burgos, 1978) es licenciado en Derecho, pero desde 2000 está presente en el mundo de la política. Parecía querer aspirar al ámbito nacional al convertirse en diputado por Burgos en el Congreso en 2008, aunque esta ambición viró finalmente a Castilla y León. En concreto, es el secretario general autonómico del PSOE desde 2014 y en 2015 decidió dar el gran salto a la Presidencia de la Junta, lo que finalizó en un primer intento fallido. En los comicios de 2019 se quedó a las puertas de gobernar, aún habiendo ganado las elecciones. Sin embargo, confió en el refrán que sostiene: “A la tercera va la vencida”. Pero esto no siempre se cumple. Y, en este caso, falló desmesuradamente. Un hecho que pone en riesgo su trayectoria y futura andanza en la política.
