La falta de lluvias comienza a inquietar a los agricultores y los ganaderos que se surten de los pastos. Son ya muchos días sin ver una nube descargando agua, y el cereal sembrado empieza a amarillear en algunos puntos de la provincia.
La situación no puede aún calificarse de extrema, pero sí inquieta al sector. Esta ausencia de agua del cielo está vaciando muchos embalses.
En la actualidad los embalses españoles están 16 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años, en el inicio de año más seco de este siglo. Lo peor se encuentra en las cuencas del Sur.
Los embalses de la cuenca gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) almacenan 1.802,3 hm3, lo que representa el 62,6% de su máxima capacidad. Un valor que se sitúa ligeramente por debajo de la media de los diez últimos años (1.817,4hm3 y 63,2%), y bastante alejado de la favorable situación de hace un año con casi 19 puntos más (81,5%) y unas reservas superiores en más de 500 hm3. El último informe del Plan de Sequía del mes de enero identifica los sistemas Tera, Órbigo, Pisuerga y Águeda, más el Támega-Manzanas, en situación de sequía prolongada. Los sistemas Tormes, Riaza-Duratón, Carrión, Arlanza muestran un indicador de sequía muy cercano al valor que identifica la sequía prolongada habitualmente conocida como sequía meteorológica, por lo que es muy probable que en el siguiente informe mensual la sequía prolongada afecte a más del 70% de la superficie de la cuenca.
Respecto a la situación de escasez, también conocida como sequía hidrológica, y relacionada con los posibles problemas de atención de las demandas, las unidades territoriales Támega-Manzanas y Alto Tormes permanecen en alerta; las unidades Tera, Carrión, Pisuerga, Cega, Bajo Duero y Torío-Bernesga se encuentran en prealerta; estando las restantes unidades en normalidad, dice la CHD.
