La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) alerta de que el aumento de las temperaturas y la escasez de lluvias vuelve a adelantar la presencia de la oruga procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) del comienzo de la primavera al final de invierno.
El director general de Anecpla, Jorge Galván, explica que esta situación se debe al «cambio climático» y al «progresivo aumento de las restricciones» a nivel legal en el uso de productos biocidas que se venían empleando para su gestión y que en la actualidad han quedado reducidos a un único tratamiento posible: la endoterapia.
«La endoterapia es una técnica de control de la procesionaria del pino que, si bien es muy efectiva y respetuosa con el medio ambiente, su coste constituye un factor limitante para el tratamiento de grandes masas arbóreas», afirma Galván.
Un mínimo contacto con esta especie puede generar desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas. En animales como los perros algunos de los principales síntomas del contacto con la oruga pueden manifestar son inflamación del hocico y cabeza, picores intensos en las partes afectadas y abundante salivación.
