El primer capítulo de una eliminatoria a doble partido es un ejercicio de interpretación. ¿Es buen o mal resultado? El duelo de octavos de Copa del Rey que disputó este miércoles el Viveros Herol Nava en el Palacio de los Deportes de León no estuvo sujeto a interpretación. El Ademar fue muy superior y dejó sentenciado el pase a la final a ocho, si no media una gesta caballeresca la próxima semana en Nava de la Asunción. Rodrigo Pérez Arce, hijo pródigo en León, fue el mejor de los segovianos, demasiado oxidados en su vuelta a la competición oficial mes y medio después.
Hay partidos que son como un sondeo electoral preciso: en un minuto muestran lo que pasará en los otros 59. Algo parecido ocurrió ayer en León. Al reloj no le había dado tiempo a contabilizar los minutos cuando Semedo abría el marcador, el Nava cometía su primera pérdida y Gonzalo Pérez Arce ponía el 2-0. La secuencia se repetía y Patotski realizaba su primera parada salvadora para evitar el 3-0. El adormilamiento navero coincidía con el frenesí de los locales, siempre deseos del pase vertical, como la contra que buscaba a Gonzalo y que interceptó Rodrigo. Dos hermanos por los suelos. Acto seguido, fue el meta bielorruso el que estrenó el marcador de los segovianos.
El partido siguió por los mismos derroteros y Zupo Equisoain tuvo que parar el partido a los ocho minutos con su equipo cuatro abajo (5-1). Los visitantes trataron de frenar al rival con la experiencia de Rosales o el descaro de Smetanka, pero su cadencia ofensiva no aparecía en el pulsímetro. Era pérdida tras pérdida, un menú aderezado con despistes defensivos como una desconexión en un golpe franco que dejó solo a un rival en seis metros. La ventaja no dejaba de crecer, también gracias a un Bomastar muy sólido bajo palos. Jaime Fernández, muy habilidoso en el lanzamiento, y Kim, un felino a prueba de contactos, daban al Ademar un suministro fiable de goles. Al cumplirse los primeros 20 minutos el Nava no solo veía peligrar el partido, sino la eliminatoria (11-4).
En esas, despertó parcialmente el Nava, con un Moyano más protagonista y sus extremos, Vujovic y Bernabéu, soltando las piernas en algún que otro contragolpe. Había más espacios y Rodrigo los aprovechó para esquivar rivales y marcar goles de mérito como la finta que valió el 13-7. Con todo, el Nava seguía fallando pases sencillos como uno que terminó en las manos de Mirosalevic. Hubo dos acciones que pudieron servir de punto de inflexión, pero Bomastar negó los contragolpes de Moyano y de Marugán, que tuvo en sus manos acercar a su equipo a cuatro. Así las cosas, un rechace afortunado daba al Ademar una renta merecida de seis goles al descanso (16-10).
El Nava subió un par de marchas a su vuelta de vestuarios en busca de una reacción que les permitiera acortar distancias. Ante la evidencia de que los ataques por el centro no estaban funcionando, los segovianos buscaron la superioridad por los costados. Esa agilidad se transmitía sobre la pista y Bernabéu tuvo dos opciones para acercar al equipo a cuatro: una falta en ataque que sacó cual veterano Jaime Fernández y una parada bien leída por Bomastar. Las mejores sensaciones de los segovianos no se trasladaban al marcador.
Y el Ademar, sin grandes alardes, no tenía problemas para seguir sumando. Santista causaba estragos en seis metros y Boskos se había convertido en el jugador más enérgico de los locales. Marcó un golazo, seguramente el mejor de la noche, en un tiro lejano y fintó con habilidad para batir a Patotski a seis metros. No era el día del Nava, como quedó claro en una pérdida del Ademar en su propio campo que los segovianos fueron capaces de desaprovechar con dos pases para olvidar. Después de la jugada del caos, el torpedo Vujovic, en plena forma tras el Europeo, se llevó por delante al defensor en otra contra malgastada. Sí las aprovechaba Ademar, con un pase picado de manual de Casqueiro a Gonzalo para poner la máxima renta del partido (22-14), forzando a Zupo a parar el partido y enunciar su correctivo.
Le quedaban casi 20 minutos de partido al Nava para no dejarse una tarea irrealizable en el partido de vuelta. Por muy rápido que jugaran, el problema de los segovianos es que la primera oleada no descolocaba al Ademar. Ahí la baja de Jakub Prokop, un desatascador ejemplar, se notó. La búsqueda de velocidad llevaba a los visitantes a buscar saques rápidos, como uno que desembocó en el ‘contra-gol’ de Vujovic, pero el objetivo era no encajar. La búsqueda de huecos llevó a Zupo a terminar jugando con tres centrales: Smetanka, Villagrán y Rodrigo. Pero nada funcionó. Lejos de acostarse, la ventaja seguía creciendo ante un Ademar liberado de su ansiedad. Virbauskas, un central que llegó a jugar de pivote con Lituania en el Europeo, puso el +10 tras robar un balón movido con parsimonia ante un rival que anímicamente había dejado de luchar y que seguía de vacaciones.
