El ‘buen rollo’ caracterizó la sesión plenaria de ayer en el Ayuntamiento de Segovia, en la que, como estaba ‘cantado’, se aprobó inicialmente el Reglamento de Participación Ciudadana del municipio, fruto del consenso entre los tres grupos políticos representados. La unanimidad presidió un pleno en el que las discrepancias surgieron de pasada por cuestiones formales, ligeras referencias a tiempos pasados, como si la etapa Arahuetes correspondiera a décadas lejanas, y un interesante, aunque denso, debate económico sobre los riegos financieros a los que se enfrenta la corporación.
Este último estuvo protagonizado por el viceportavoz del Grupo Municipal Popular, Juan Antonio Folgado, y por el concejal de Hacienda, Alfonso Reguera, por alusiones. El primero, aprovechando que en el punto 22 se abordó la dación en cuenta del informe remitido al Ministerio de Hacienda en el mes de marzo sobre los planes municipales presupuestarios a medio plazo de los ejercicios 2015, 2016 y 2017, habló de la necesidad de hacer una reflexión, y posiblemente encargar a una empresa externa una auditoria de riesgos, a tenor de lo que califica de “inventario de incertidumbres” que acechan a las cuentas del Ayuntamiento.
Curiosamente, Folgado, que dijo que no pretendía “pasar factura a nadie”, alabó el trabajo de los técnicos municipales en el informe, mientras Reguera en su intervención inicial mantuvo sobre el contenido del mismo (requisito exigido por la Ley de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera) que, “como se decía al final de las películas antiguas, cualquier parecido con la realidad será mera coincidencia”.
El caso es que el edil del PP hizo una pormenorizada relación de asuntos judiciales, algunos pendientes, que implican o pueden implicar el pago de indemnizaciones millonarias por parte del Ayuntamiento de Segovia; de ahí la necesidad, a su juicio, de contar con un documento que identifique los riesgos y las necesidades.
Inicialmente, incluso llegó a hablar de la posibilidad de que, llegado el momento, fuera necesario un plan de ajuste, si no se anticipan a las incertidumbres con medidas concretas.
En virtud del clima de consenso que parece reinar en este momento en la corporación, ofreció la colaboración de su grupo para “trabajar conjuntamente y resolver los problemas”.
Por su parte, el concejal de Hacienda reprochó a Folgado todo ese argumentario “aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid” y replicó que el equipo de Gobierno municipal “conoce las incertidumbres a corto, medio y largo plazo”. Recordó que algunas de ellas están motivadas por problemas generados cuando el Ayuntamiento estaba gobernado por formaciones de distinto color político al actual y aseguró que “tenemos previsiones” y recursos, citando, por ejemplo, la capacidad de endeudamiento, ya que ahora mismo es del 75%.
Además, aunque Reguera reconoció que “la situación es seria y hay que afrontarla”, afirmó que podrá hacerse cuando se sepa con certeza la cuantía de las indemnizaciones a pagar por el Ayuntamiento en asuntos como el talud de Padre Claret, entre otros.
