La obviedad de que el corazón es el órgano más preciado del cuerpo humano queda validada por la estadística. Solamente diez corazones procedentes del Hospital General de Segovia han sido donados desde 1999, según datos de la Organización Nacional de Trasplantes. La propia excepcionalidad del procedimiento y la demografía explican que Segovia, con menos población, aporte menos corazones. Y que el grueso de ellos vayan al principal núcleo del entorno: Madrid.
Cuando fallece un donante, los coordinadores del hospital recaban la información para determinar la utilidad del corazón mediante ecografías, o analíticas: por ejemplo, que no haya habido paradas cardiacas. Cuando es apto, lo ponen en conocimiento de la Organización Nacional de Trasplantes. El primer criterio para adjudicarlo es la prioridad de urgencias a nivel nacional.
En este punto, el criterio geográfico queda eliminado: si hay que llevarlo a Barcelona, se lleva. Hay muchos factores para determinar la compatibilidad, desde el grupo sanguíneo a la talla – varía mucho si el donante mide 1,50 o 1,90-, la edad -hasta los 18 años son donantes infantiles- y el peso, más o menos de 50 kilos. Por ejemplo, un corazón de una persona de 25 años con menos de 50 kilos se consideraría infantil.
Si el corazón no es compatible con una urgencia ya entra el juego el criterio de proximidad. El primer paso es ofrecerlo a la ciudad. “Lo que hay que tratar es que ese órgano esté el menor tiempo en isquemia (disminución del riesgo sanguíneo). Cuanto más tiempo, más probabilidad hay de que el injerto funcione mal. Cuando cierras el aporte de sangre y oxígeno, el órgano se va deteriorando”, explica el enfermero coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes, Félix Sánchez Vicario. Si en la ciudad no hay un hospital trasplantador de corazón, como ocurre en Segovia, va a la comunidad autónoma, que tendrá que volver a evaluar caso por caso la compatibilidad de grupo y sanguíneo. En este caso lo haría el Clínico de Valladolid.
Zona centro
Si no hay candidatos, se oferta por zonas, pues el mapa de trasplantes español está dividido en seis zonas. Segovia pertenece a la zona centro, que engloba Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón o Murcia, junto a Soria, Salamanca y Ávila. Hay una lista con todos los hospitales de esta zona que pueden trasplantar corazones y están ordenandos por orden de recepción. Es decir, cuando un hospital recibe un corazón pasa del primer puesto de la lista al último. Hablamos de La Paz Infantil, el Doce de Octubre, Puerta de Hierro, Virgen de la Resaca (Murcia), el de Badajoz, el Miguel Servet (Zaragoza) o el Gregorio Marañón. El corazón se va ofertando en riguroso orden y cuando se adjudica a ese centro, pasa al final. “Así todos tienen las mismas posibilidades de poder trasplantar”.
Un trasplante es una lucha contra el reloj: este complejo proceso se resuelve en apenas tres o cuatro horas. Por eso se mantienen los órganos del donante en las mejores condiciones hasta que está todo organizado. Es una gran labor de coordinación entre la intervención al receptor y la extracción del órgano. El paso del tiempo aumenta las probabilidades de rechazo, la hospitalización posterior o las secuelas. El traslado se hace, siempre que se puede, en avión. Va un equipo médico –habitualmente dos médicos y una enfermera- a extraer el órgano y se lo llevan al centro de destino. En el caso de Segovia, se haría en carretera hasta el aeropuerto más cercano.
Quitando al Clínico de Valladolid, solo hay seis hospitales que trasplantes y cuatro están en Madrid, de ahí que la mayoría de los corazones de Segovia hayan acabado allí. “Todos queremos tener las mismas oportunidades, es como tiene que ser”.
