Sabemos de sobra el intento (más ideal que pragmático) de la alcaldesa Clara Luquero de conseguir del Estado Mayor del Ejército la implantación aquí de “una unidad militar” que pudiera suplir el desmantelamiento a que en los Planes de reestructuración militar está abocado el Centro de Sistemas Acorazados que desde hace casi un siglo funciona en Segovia en lo que llamamos Base Mixta de Carros de Combate que dentro de unos años se trasladará al Centro Logístico a desarrollar en Córdoba. También sabemos de sobra el empecinamiento de la alcaldesa Luquero de gestionar en solitario ese proceloso camino (que, por el contrario, sería aconsejable que recorriese con el mayor agrupamiento de fuerzas posibles) en el que no lleva más equipaje que unos buenos deseos de que la envíen “alguna unidad militar “(sin precisar en absoluto de qué tipo o dimensión) para lo que ya habló en el pasado mes de Julio nada menos que con el JEME (Jefe de Estado Mayor del Ejército) el General Francisco Javier Varela, relevado en noviembre (también es mala suerte la de Luquero) por otro JEME, el general Amador Ensenat. Y, en cualquier caso ,parece que se coincide en que de ser así, “ubicar en Segovia alguna unidad militar “–sin precisar cuál- habría que empezar poniendo sobre el tapete , en principio, unos doce millones de euritos para adecuación de instalaciones.
Sabemos de sobra la disposición de todos los grupos políticos de intentar hacer una “piña común” alrededor de la alcaldesa para fortalecer la petición segoviana y el frontal rechazo de la primera autoridad municipal para ello, no permitiéndole al jefe de la oposición Pablo Pérez (que por cierto, como portavoz del PP en el Senado defendió en su día una Moción (661/000915) instando al Ejército a considerar la propuesta segoviana) ni siquiera asistir al encuentro Alcaldesa-JEME en el mes de julio. Ni incluso ninguneando el aval que la otorgaban en un Pleno Municipal con semejantes intenciones.
Sabemos de sobra la respuesta de acogimiento –sin mayores compromisos de los Generales- hacia la petición –inconcreta, -repito- de la representante de nuestro Ayuntamiento. Buenas palabras (sin suscribir ningún compromiso) pero adelantando la cantidad que, en principio, tendrá que gastarse el arcón municipal.
Sabemos de sobra, por la experiencia, que el Ayuntamiento (y no sólo éste sino otras Instituciones también) las decepciones que por negligencia han padecido en ocasiones anteriores que con parecidos propósitos poco cimentados se quedaron en la cuneta con dos palmos de narices. Por tanto hay que ser consecuentes y pensar que esos esfuerzos o intenciones deben estar encorsetados en concienzudos estudios de viabilidad, rentabilidad económica o social, elementos convincentes y un margen importante de entusiasmo cimentados en la realidad para hacerlos atractivos.
Mas al margen de esta iniciativa municipal en la que está embarcada la alcaldesa Clara Luquero han surgido recientemente dos aspectos en los que Segovia debería aproximarse y estar atenta antes de que madure el higo o se lo coman otros o se pudra en los surcos de las decepciones.
Sabemos de sobra (y así lo alertó “La calle” en su día) el movimiento que hubo en Lérida a raíz de un posible cierre de parte de la Academia General Básica de Suboficiales en Tremp, en el pirineo leridano (con unos 600 alumnos de los que muchos vendrían a Segovia para cursar en nuestra Academia 2º y 3º año) “por no ser –se dijo entonces- imprescindible de acuerdo con los nuevos Planes de Estudios del Plan Bolonia, lo que causó allí gran revuelo político y social puesto que unas fuerzas vivas querían su permanencia y otras que se fueran. Adelantaba “La calle” en abril del 21 que deberíamos estar atentos y acercarnos por allí para comprobar la situación y ver si “podíamos barrer para casa” con esos 600 cadetes e integrarlos en nuestra entrañable Academia. La verdad es que hoy no se si siguen las disputas, si se han ido o si se ha hecho alguna gestión desde Segovia. No se. Pero me temo que no.
Por si fuera poco, también hace unos días se conocía el rechazo de Barcelona a que se ubicara allí una planta de reparación de blindados del Ejército con una previsión de unos 1.400 vehículos militares de semejante envergadura al respecto ,( lo que no resultaría extraño si consiguiera ubicarse en Segovia, compensando el pretendido desmantelamiento de nuestro Centro de Reparación y Mantenimiento de Sistemas Acorazados, puesto que es a lo que se vienen dedicando desde hace lustros. De modo que esa tampoco hubiera sido –y lo es- una cuestión banal y un vector importante de nuestro desarrollo. Pero hay que moverse.
Ambas situaciones –en mi opinión- deberían ser incluidas por la alcaldesa en su argumentario para concretar su petición a la consideración del nuevo JEME, Amador Enseñat, en su próxima reunión.
Ya se sabe de sobra también lo que argumentaba aquel letrado cuando quería explicar a su cliente por qué había perdido el pleito: “para justicia alcanzar, tres cosas has menester: tener razón, saberla pedir y que te la quieran dar”. Por eso creo que Segovia no debía perder el pleito sin haber intentado ganarle. Pues eso.
