Las condiciones meteorológicas y las de la pandemia no estaban poniendo fácil la salida del pasacalles de Papá Noel previsto para la pasada tarde de jueves. La lluvia se hizo presente durante toda la jornada sembrando la duda de si Papá Noel podría visitar a los niños y dejarse ver por las vías cuellaranas, pero al final, la meteorología dio una tregua y permitió que todos los vecinos pudieran disfrutar de una cabalgata muy parecida a las que antes de la pandemia marcaban estas fechas.
Con salida desde el castillo, medio centenar de motos de Cuéllar y comarca comenzaron la ruta por el barrio norte de la villa, San Gil, para pasar después a la plaza de Toros y Los Paseos de San Francisco. La Banda Municipal de Música de Cuéllar amenizó buena parte de este trayecto por el centro de la villa, que dejó paso a la segunda parte del pasacalles. Las paradas de los deseos las marcaron la música y el baile, y en la segunda de ellas, en la plaza de Los Coches, un grupo de niños y niñas de Nirvana Dance realizaron una coreografía ataviados con trajes navideños. La ruta prosiguió por la calle Las Parras en sentido ascendente; el pasacalles se acortó y en vez de llegar hasta la plaza Mayor, donde estaba prevista la recogida de cartas de Papá Noel, llegó hasta el colegio La Villa. En el gimnasio del centro se decoró todo como si del salón de la casa de Papá Noel se tratase, y se dispuso el buzón mágico para recibir todas las cartas de los niños de Cuéllar y comarca, que seguro ayer vieron respondidas sus peticiones por haberse portado bien. También se dispuso un buzón fuera del gimnasio para aquellos que no quisieran entrar en el gimnasio.
A pesar de que las medidas anticovid marcaron el pasacalles, por un rato la felicidad y las caras de ilusión de los niños se apoderaron de las calles de la villa. Ruido de motos, música de villancicos y vítores a Papá Noel fueron los sonidos de la tarde con la que quedó inaugurada la Navidad como tal. No obstante, las mascarillas fueron las protagonistas tanto en la calle como en el interior del gimnasio. La población de Cuéllar es consciente de la alta tasa de contagios que existe en la localidad, ascendiendo por días, y supo disfrutar de este evento navideño con todas las garantías. En el gimnasio del centro escolar, las familias y grupos fueron pasando de manera individual a ver a Papá Noel y depositar su carta, separando a cada uno de ellos para evitar riesgos.
La tónica en cada una de las actividades navideñas será esta, como se ha pedido desde el propio Ayuntamiento: mascarillas, distancias y mucha precaución son las herramientas para frenar esta sexta ola que también azota a Cuéllar. Sin embargo, el espíritu navideño sigue presente y con pasacalles como este se demuestra que sigue vivo, y a la espera de que la pandemia pase.
