El Real Madrid consiguió ayer un triunfo por inercia ante el Athletic, en superioridad numérica tras una rigurosa expulsión de Amorebieta, y bastante desconectado a partir de que conoció que el Barcelona ganaba en Sevilla.
Escasos minutos duró la esperanza en el Santiago Bernabéu, los que tardó Leo Messi en marcar en el Ramón Sánchez Pizjuán y destrozar el auténtico clima de noche mágica creado. La lluvia lo terminó de desfigurar. La desconexión mental de los jugadores blancos a punto estuvo de dejar finiquitado el pulso por el título. Golearon justo cuando ‘resucitó’ el Sevilla, aunque el milagro no se produjo.
Los visitantes comenzaron valientes. Su buena temporada se quedará sin el deseado premio europeo por fallar en el momento decisivo. Salieron con ganas de mandar un mensaje al rival, pretendían no ser una mera comparsa.
De hecho, Toquero provocó el primer susto a la grada con un cabezazo que obligó a ‘volar’ a Íker Casillas. No se había cumplido el primer minuto.
Coincidió el intento inicial del incansable Cristiano Ronaldo con el tanto de Messi, y sacó en dos tiempos el balón Gorka Iraizoz.
El 0-1 de tierras hispalenses tardó en llegar a los futbolistas anfitriones. Cristiano seguía con su guerra, rematando cualquier balón que tocaba. El fútbol ofensivo ‘merengue’ dependía de la imaginación de Guti.
Los nervios aparecieron con el paso del tiempo. Raúl Albiol repitió el mismo error que cometió ante Osasuna; dejó solo a Toquero, que se lanzó en carrera desde el centro del campo hacia la meta adversaria. Ahí se cruzó un salvador Sergio Ramos, que impuso su velocidad.
Sin encontrar la brillantez deseada, ni tampoco una figura que leyese el espinoso partido, el Madrid buscaba la diana en acciones individuales.
Una chilena de Ramos y el rechace, que se le escapó a Cristiano, precedieron a la jugada que marcó el compromiso. El disparo de Higuaín lo rechazó con la mano Amorebieta, girado sin ver la trayectoria del esférico. Muñiz Fernández no dudó. Penalti y expulsión. Cristiano lo aprovechó.
Los pupilos de Manuel Pellegrini aspiraban a recibir noticias positivas de sus compañeros del banquillo, pero no llegaban. Incluso la situación se torció más con el gol de Bojan, el 0-2 en Sevilla.
La frustración comenzó a invadir a los anfitriones, y sus oponentes se beneficiaron de ello. Avisó Koikili con un disparo que neutralizó con las piernas Casillas, aunque lo peor no se había producido todavía.
Duro momento
Tras una exhibición de paradas de Iraizoz, Fran Yeste se marchó de Gago, Marcelo y Ramos sin recibir una entrada, y soltó un meritorio zurdazo que generó el equilibrio de fuerzas.
Después del descanso, Pellegrini recurrió a Kaká. El chileno había exhibido personalidad con la suplencia del brasileño, pero cuando el aspecto mental fallaba, tiró de él. Entró por Gago, aunque no cambió nada. El juego seguía a merced de la inspiración de Guti, en el que se perfiló como último encuentro en el Bernabéu de un genio incomprendido. Los medios ya han empezado a especular con su fichaje por el Galatasaray turco cuando se cierre el ejercicio.
El Madrid afrontó el asedio a la portería del Athletic con más corazón que cabeza. Un testarazo de Cristiano, un remate alto de Kaká y un derechazo que tocó el larguero de Granero presentaron el espíritu a imitar. La plantilla de Concha Espina no iba a bajar los brazos, no deseaba entregar la Liga en bandeja al Barcelona.
Las fuerzas de los ‘leones’ comenzaron a fallar, aunque el bloque de Joaquín Caparrós no renunciaba al contragolpe.
Numerosos analistas defienden que el fútbol es un estado de ánimo, y anoche se volvió a comprobar. Los dos tantos del Sevilla, aunque previamente Pedro había rubricado el 0-3, cambiaron el ambiente de la grada y el equipo blanco se contagió.
Con el Bernabéu encendido, Higuaín sacó petróleo de una jugada de rechaces y logró el 2-1. A Sergio Ramos no le costó en exceso sentenciar.
Con el 3-1, el trabajo estaba realizado. Pendientes de Nervión, los locales se permitieron el lujo de arrollar al Athletic de Bilbao, al menos en el marcador.
Karim Benzema y Marcelo cerraron el festival anotador frente a un contrincante desfondado. Pese al contundente resultado, no llegó el esperado empate del Sevilla y el Madrid se marchó bastante cabizbajo al vestuario. Ahora, le queda confiar en que el Barça tropiece en el asalto final.
