Más de un centenar de jubilados del Hogar Centro se quedará a partir del jueves sin su principal lugar de ocio. La instalación cierra debido a unas obras en la planta sótano del edificio, en la calle Domingo de Soto, y los jubilados han emprendido una batalla, con recogida de firmas mediante, para pedir que la planta superior del centro siga operativa al entender que los trabajos no afectan al funcionamiento global de la instalación. Alertan del “trastorno muy grave” que puede ocasionar en un sector afectado como ningún otro por la pandemia. La Gerencia de Servicios Sociales, cuya versión no pudo recoger ayer este periódico, les respondió que no sería posible.
“Hemos protestado todo lo que hemos podido”, subraya Estilita Montalvo, de 74 años, que lleva 23 acudiendo a un centro que le salvó de una depresión. Por eso resalta la importancia de que el centro esté operativo, como herramienta social para tantos ancianos que viven solos. Valora la necesidad de la obra, pero pide una solución flexible. “Si es una obra que hace falta porque hay muchas humedades; llevábamos detrás de ella siete años, pero justo ahora que habíamos vuelto con todo el parón del Covid, nos vuelven a cerrar”. En esa planta está la biblioteca y se realizaban actividades como gimnasia o las clases de ordenador. Calcula que una tarde entre semana acuden unas 60 o 70 personas, una cifra que sube del centenar durante los fines de semana, aún lejos de los cerca de 300 que se congregaban antes de la pandemia.
El grueso de actividad del centro sucede después de comer, por más que en la mañana haya gente que acuda a leer el periódico o a echar la partida. Y también a comer. Por eso el mensaje de Estilita es que, aunque haya molestias, la solución menos mala es que el centro siga en marcha. “Algún ruidillo habría, pero la gente no va hasta las cinco de la tarde, y a esas horas no trabajarán. Eso es lo que pedíamos, pero no nos lo han concedido”.
El centro reabrió el 15 de julio y recuperó el pulso a partir de septiembre, con servicios como peluquería o podología, uno de los más demandados. “Lo que más rabia nos da es que con lo que nos ha costado que el centro esté ya normalizado, nos llega otro apagón”. La incertidumbre es otro pesar para los jubilados, pues no tienen una idea precisa de cuánto tiempo estará cerrada la instalación.
Dadas las circunstancias, los socios han pedido a la Junta que acondicionase temporalmente un local cercano, pues para ese tramo de edad la proximidad es crucial. Con todo, la única alternativa para los jubilados es acudir al hogar de San José, en la avenida de la Constitución. Había ya socios inscritos en actividades de pintura o gimnasia que han sido derivados a este centro. Estilita tiene claro que “la mayoría” no va a acudir. “Algunos iremos, pero hay mucha gente que vive por la Plaza Mayor y por Los Huertos que no puede ir, a no ser que los lleven o los traigan en coche, porque van con andadores”.
Miedo y soledad
Estilita subraya las consecuencias de la pandemia. “Han muerto muchos señores y señoras mayores. A muchos se les ha muerto la pareja y ya no vienen, también porque tienen miedo. No vamos a llegar a lo que teníamos antes porque hay muchos que nos faltan. Pero con lo que nos ha costado recuperarnos, si ahora nos cierran, se acaba la historia”. Habla de actividades como las que incentivan la memoria, cruciales para evitar el deterioro cognitivo, que ya no podrán realizar porque no hay sitio.
Esta socia subraya que el ‘bajón’ de facultades que han sufrido muchas personas mayores durante la pandemia no se nota tanto en los que siguen acudiendo al centro como en los que se han quedado en casa. “Hay gente que ya no se atreve a ir sola; les tienen que llevar los hijos o los nietos”.
Y destaca, por encima de todo, la parte social. “Yo entré ahí con una depresión de campeonato y el centro ha sido mi vida; para mí, para mi marido y muchas otras personas. Y la mayoría de los que están ahí me dicen lo mismo”. Pese a todos sus esfuerzos, no han encontrado respuesta: “Hay que hacer la obra y hay que hacer la obra; de ahí no les hemos sacado”. Un hogar al que no renuncian.
