Silvio Berlusconi quiere morir matando. Así, Roma vuelve a ser escenario de una crisis de Gobierno y del caos político: el exprimer ministro Il Cavaliere forzó el pasado sábado la salida de cinco ministros del Ejecutivo de su partido Pueblo de la Libertad (PDL), desencadenando una crisis política de final muy incierto.
Tras meses de tensión provocada por la condena en firme contra el antiguo primer ministro a prisión por fraude fiscal que su grupo político consideraba inaceptable, el Ejecutivo de coalición del premier Enrico Letta está al borde del colapso. Y a ello se une la grave recesión económica que vive el país, la más fuerte de la posguerra, y su enorme montaña de deudas. Las Bolsas tiemblan…
Además, todos los grandes partidos del país transalpino están divididos y esta situación, totalmente imprevisible, recae sobre todo y una vez más en el presidente, Giorgio Napolitano, que tendrá que volver a celebrar consultas con Letta. El mandatario había rechazado de modo rotundo la convocatoria de nuevos comicios mientras no hubiera una reforma de la ley electoral, pues al igual que en febrero podría volver a desencadenar una situación de bloqueo en el Parlamento.
¿Nuevas elecciones en 2013? Lo más probable es que no. Si Letta presentara su dimisión, Napolitano podría instalar un Gobierno de transición con el objetivo de sacar adelante una ley de estabilidad y una reforma electoral, para que el país no vuelva a hundirse en el caos tras otro sufragio.
Conviene recordar que, a raíz de la posible retirada a Berlusconi de su escaño como senador tras su condena en firme por fraude fiscal, los diputados de centro derecha del PDL amenazaron con dimitir en bloque.
El precavido Letta no quiere seguir en el poder con un Ejecutivo tan inestable y tampoco dejarse extorsionar por Il Cavaliere. Por eso respondió al desafío sometiendo al Parlamento a una cuestión de confianza antes de que la comisión del Senado se pronuncie a favor o entra de la expulsión del senador. De esta forma, obligará a su socio de derechas a decantarse públicamente sobre su postura en el Ejecutivo.
Sin embargo, en el partido de Berlusconi parecen imponerse los más radicales: siete meses después de las últimas elecciones nacionales con un resultado de bloqueo y cinco meses después de la formación de una coalición no deseada, el poder de Italia está al borde del colapso. Y la situación en el inestable país, que ha vuelto a ser mirado con lupa por los mercados financieros, podría tener un final abrupto.
Mientras todos esperan los próximos pasos del jefe de Estado, se observa que empieza a haber movimiento en los partidos. Napolitano se mostró ayer contundente: «La tradición y las obligaciones constitucionales dictan que el presidente de la República disuelve el Parlamento solo cuando no hay posibilidad de formar una mayoría en la Cámara».
El presidente tiene previsto reunirse con Letta para evaluar si todavía puede continuarse con el actual período legislativo. Mientras, la UE mira con preocupación.
