Ese tintineo de cientos y cientos de esquilas se oía durante días en las frescuras de junio, en las doradas horas de octubre. Cada año eran tantos los rebaños que se juntaban en las cercanías del pueblo, allá por las cañadas, allá por Campo Azálvaro que todo cambiaba. Cambiaban los ritmos de la vida, sobre todo en primavera cuando había que esquilar y el ajetreo era extraordinario e impuesto por esas grandes cabañas de ovejas merinas, o más bien por sus dueños, que tanto dinero y negocios movían.
¿No hay huellas en nuestras palabras? Las hay, pero hay que saber buscarlas y saber hallarlas, porque hasta las huellas se desgastan con el tiempo y el olvido
Pero, ¿quién lo recuerda? ¿dónde están esas huellas de piedra y ese folclore de garganta? Las piedras se caen y sepultan con ellas parte de nuestra historia, solo hay que dar una vuelta en torno al Palacio de Perales o mirar el convento de Santa Clara (¿su fundación tendría algo que ver con las ovejas?). Las gargantas se secaron en algún momento y dejaron de contar las historias de esas grandes mareas de lana maravillosa. ¿No hay huellas en nuestro entorno? ¿No hay huellas en nuestras palabras? Las hay, pero hay que saber buscarlas y saber hallarlas, porque hasta las huellas se desgastan con el tiempo y el olvido.
Por eso son necesarias iniciativas como la llevada a cabo por el Ayuntamiento sobre ‘El Espinar y la trashumancia’, y por eso es necesario el encuentro con personas como Jesús Garzón, sabio con trazas de pastor, que cuenta con la calma de saber adónde se va a llegar, sin preocuparse demasiado por el cuándo. Porque él ha observado mucho, ha andado mucho y también ha hablado mucho con mucha gente. Y todo ese saber lo comparte con la calma que se comparte una hogaza de pan en el camino, de manera que cada miga es una miga de conocimiento y de revelación de lo que fuimos y de lo que estamos a punto de perder. Y entonces, se quiere saber más y se quieren recuperar las memorias –la humana y la natural–, conservarlas y convertirlas en presente y futuro. Porque cuando estamos ante una encrucijada ayuda mucho saber de dónde se viene y adónde conduce cada camino.
