El que era alcalde de Segovia, Juan Antonio Perteguer Rey, médico de profesión y vocación, en la fecha indicada en el titular, se trasladaba al, entonces, extrarradio de la ciudad para inaugurar el polideportivo municipal. Ubicado entre la carretera de La Granja y las primeras viviendas de Nueva Segovia, se dotaba a la ciudad de una instalación deportiva acorde con lo que se necesitaba para acoger grandes eventos. Allí, en la denominada ‘Manzana M-40-E’, comenzó a levantarse el ‘tinglao’. Era –son- terrenos propiedad del Ayuntamiento.
Por si de interés fuere para quien leyere, con la peseta aún vigente en nuestros bolsillos –en unos más que en otros-, el coste/inversión de la obra fue de 549.002.484 (en números redondos 550 millones de ‘pelas’). El presupuesto inicial no era tan gordo, pero entre las modificaciones, re/modificaciones, parones de obra y demás familia, la ‘cosa’ de desmadró y… qué te voy a decir –lector- que no sepas de otras obras que se realizan por la administración.
Total, 19 meses de trabajo y el proyecto de Federico Coullaut-Valera, con el apoyo técnico del también arquitecto Álvaro de la Peña y del aparejador Joaquín Ibarrondo, se culminó. La empresa Volconsa fue la ejecutora de la obra, sobre un total de 8.247 metros de superficie construida.
Dentro se construyó un graderío con capacidad para 2.040 espectadores. Todos sentados. Mas, habiendo considerado también que los informadores de prensa, radio y ‘tele’ necesitaban habitáculos para ejercer su labor, les pusieron cabinas. Las de prensa con un total de 12 metros, las de radio de 19 y la Tele de 7.
Y quedó inaugurado.
