“Ya hacía falta esto”. A los sones de la magnífica versión de ‘Fortunate son’ con la que la Banda del Búho recreó el éxito de Credence Clerarwater Revival, una mujer conminaba a sus compañeras a bailar para sumarse a la fiesta que sólo pocos minutos después de las 12 de la noche comenzaba en honor a San Frutos. La invitación fue rápidamente aceptada por el grupo, contagiado por el espíritu festivo que, desafiando al frío de la noche, invadió a las centenares de personas que participaron en las horas iniciales de la fiesta en la Plaza Mayor, donde la música y el sabor volvieron a recuperar su espacio tras meses de zozobra y tristeza.

La alegría de las charangas y las dulzainas y el rock y el soul clásico se entremezclaron a lo largo de la noche para poner color a la fiesta, ya que el calor procedía de los fogones portátiles en los que los cocineros cocinaban las ‘sopas del Santo’ como apetitosa recompensa al esfuerzo festivo. Por sólo un euro, degustar las sopas y llevarse un cuenco de barro como recuerdo hizo posible también ayudar a la Asociación de Diabéticos de Segovia, que este año fue el beneficiario de esta iniciativa municipal solidaria.
La tradición abrió este año una ventana a la modernidad con la incorporación del ‘videomapping’ proyectado en la fachada de la Catedral, que ofreció una original y atractiva visión de San Frutos, narrada en el lenguaje audiovisual. La propuesta parece haber llegado para quedarse, a tenor de la positiva acogida que el público le tributó, y que puede complementar el milagro del paso de la hoja con el de la tecnología.

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