Valiente, carismática, atractiva, locuaz, cercana y, sobre todo, con ángel, porque hoy no haríamos un repaso sobre su trayectoria vital y política si, en noviembre de 1997 -cuatro meses después del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco-, un paquete bomba enviado por ETA a su domicilio hubiera funcionado correctamente. Pero era un artefacto tan rudimentario que la por aquel entonces consejera de Turismo del Gobierno vasco solo se quedó con el susto en el cuerpo, y con más ganas que nunca de plantarle cara a los asesinos. Ha ido a muchos entierros y la cara amable de Zapatero con los terroristas al comienzo de su primer Gabinete provocó que las diferencias se acrecentaran, pegando un portazo al PSOE
Sus detractores siempre la tacharon de oportunista. De hecho, hay versiones contradictorias sobre su postura ante la ruptura, en 1998, del Ejecutivo regional que compartían PSE-EE y PNV, algo que no dice mucho en su favor. «Me acuerdo que fui una vez a un viaje que organizaron los de Turismo de Euskadi. Ella era la máxima responsable en ese momento y parecía la más nacionalista de todos los que estábamos allí. Me decepcionó muchísimo cuando la vi enarbolando la bandera de España como si fuera la libertad guiando al pueblo», confiesa un periodista desde el anonimato.
Y es que los contrastes no faltan en su carrera. Así, en 1999 se posicionó favorablemente a las medidas de acercamiento de presos de ETA al País Vasco llevadas a cabo por el PP durante la tregua mantenida por la organización criminal hace 13 años.
También se pregunta el que suscribe qué hubiera pasado si en 1998, hubiese ganado a Redondo Terreros en las primarias del PSE-EE, o que en 2000, en el congreso de su partido, tras la debacle de Joaquín Almunia, hubiera vencido a Zapatero. Quedó en último lugar
-con el 6,55 por ciento de los votos- en la terna de candidatos, en la que también figuraban José Bono y Matilde Fernández.
En ese momento se dio cuenta de que su tiempo en el PSOE había pasado, y que solo tenía Bruselas como válvula de escape. En 1999 había sido la número uno en las elecciones al Parlamento Europeo, y ya en 2004 secundaba al accidentado Borrell. Ella es demasiado orgullosa…
Y firme como una roca, tanto que la disciplina de partido no iba mucho con ella -curiosamente, algunos la tachaban de tirana en los comienzos de su última aventura- porque las negociaciones del Gobierno socialista con los etarras en 2005 y 2006 precipitaron los acontecimientos. Desde niña vivió de cerca el odio de los radicales, sobre todo, cuando, en 2003 optó a la Alcaldía de Ondarroa, feudo batasuno.
Tras meses de acercamiento a Ciudatans de Cataluña (C’s) y de participación en actos de ésta, en agosto de 2007, y tras la creación, unos meses atrás, de la Plataforma Pro, un grupo nacido en el seno de ¡Basta Ya! anunció su salida de las filas del PSOE para integrarse en dicho colectivo (donde ya se encontraban Fernando Savater y Carlos Martínez Gorriarán, entre otros), de cara a la creación de un nuevo partido político.
Esta asociación se materializó en Unión Progreso y Democracia (UPyD), del que es su presidenta. Fue cabeza de lista al Congreso por Madrid en las generales del 9 de marzo de 2008, casi sin tiempo para organizarse, con un montón de ilusión, de voluntarios y con coches que, a la manera de la España posfranquista, se ataviaban con altavoces para predicar su mensaje, un mensaje tan nuevo como indefinido y falto de claridad.
Y el caso es que ese aire fresco logró un diputado que ha valido su peso en oro, y que en las pasadas municipales obtuvo unos buenos resultados. En el País Vasco no le fue mal -tiene un escaño, el de Gorka Maneiro-, pero en Cataluña, Ciutadans le eclipsó.
Habrá que ver ahora si las calabazas que le han dado las huestes de Díez al grupo de Albert Rivera hace unas semanas le compensa, si bien parece que hay una grave crisis en la formación de éste, ya que hace unos días sus dos diputados en el Parlament, José Domingo y Antonio Robles, se ofrecieron a UPyD, considerándoles tránsfugas sus propios compañeros.
¿Cómo terminará el culebrón? No tiene nada que perder porque C’s no se presenta a las generales. Si a eso le sumamos que CiU ha caído en popularidad por sus recortes a los asilos, y que el PSC sigue maltrecho y desorientado, quién sabe si lograrán pescar en río revuelto… Pero huele demasiado a españolista para los infieles.
Quienes la conocen de cerca dicen que esta hija de sindicalista -condenado a muerte en la dictadura, si bien se libró- no aparenta los 59 años que tiene por la gran vitalidad que derrocha, aparte que se cuida y tiene una figura envidiable. Dará buenos titulares. Seguro. Con su arrolladora personalidad y orgullo, si el PP la necesita, le pedirá un Ministerio.
