La oposición al Gobierno ucraniano perdió ayer una oportunidad de oro para conseguir su objetivo de acabar con el Ejecutivo y forzar unas elecciones anticipadas. Y es que el primer ministro, Nikolai Azarov, superó la moción de censura contra él con un amplio respaldo, ya que los críticos apenas consiguieron 186 votos de los 226 necesarios para que prosperase la propuesta. Un fracaso que motivó, aún más, a los manifestantes que llevan casi una semana en las calles de Kiev, para incrementar sus protestas contra el Ejecutivo por su decisión de cancelar el acuerdo de asociación y de comercio con la Unión Europea.
Precisamente, hacia esos ciudadanos que han protagonizado duros enfrentamientos con la Policía se dirigió Azarov, disculpándose por la brutal carga vivida el pasado domingo en la capital. «En nombre del Gobierno, quiero pedirles perdón por la actuación de las Fuerzas de Seguridad en la Plaza de la Independencia», afirmó, al tiempo que indicó que los responsables de ello serán castigados.
«Os tendemos la mano, abandonad a los que intrigan, que buscan el poder y están intentando repetir el escenario de 2004», aseguró, en referencia a la Revolución Naranja que, precisamente, impidió que el actual presidente del país, Viktor Yanukovich, accediera a la Jefatura de Estado.
La intervención del premier fue interrumpida en varios momentos por gritos de «dimisión» por parte de los opositores, a los que Azarov instó a que pongan fin al bloqueo de la sede del Gobierno. «Seréis responsables de esto», subrayó.
La moción de censura había sido presentada el pasado lunes bajo el argumento de que el Ejecutivo ha «traicionado al pueblo» al no firmar el acuerdo con la UE.
Pese a no prosperar en el Parlamento, los diputados contrarios al Gabinete insistieron en que continuarán luchando por la destitución de Azarov y su equipo, ya sea en la Cámara Baja o en las calles.
De hecho, miles de personas volvieron a congregarse pacíficamente frente al Parlamento, en Kiev, para exigir la renuncia del Gobierno, mientras unidades especiales de la Policía acordonaban el edificio.
Las protestas continuaron en la capital. En el barrio gubernamental, cientos de manifestantes bloquearon el acceso a los ministerios y, pese a las gélidas temperaturas, miles de críticos pasaron una noche más en tiendas de campaña o en edificios públicos ocupados.
Además, a última hora de la tarde, los tres principales líderes opositores entraron en la sede de la Presidencia, presuntamente para pedir a Yanukovich que destituya al Gobierno, pero el mandatario se encuentra de viaje en China. Al cierre de esta edición, los representantes, que habían accedido al edificio gubernamental con el permiso de la Policía, no habían salido de la instalación.
Por otro lado, la encarcelada exprimera ministra Yulia Timoshenko llamó a la Unión Europea a apoyar a los opositores al Ejecutivo. Occidente no debe tolerar la «política autoritaria» del presidente, escribió Timoshenko en un mensaje citado por su hija Yevguenia Timoshenko. Según ésta, su madre está bien de salud, a pesar de llevar en huelga de hambre ocho días.
Pese a la tensa situación en Ucrania, Yanukovich inició ayer un viaje de varios días a China. Para justificar su decisión explicó que la visita es importante porque aspira a firmar convenios lucrativos para su país económicamente quebrantado.
A su regreso del gigante asiático, tiene planeado hacer una escala en Moscú para hablar con su homólogo ruso, Vladimir Putin, sobre la futura cooperación entre los dos Estados vecinos y aliados.
