A estas alturas, ya nadie discute que José Mourinho prefiere vivir con polémica que sin ella, o que, al menos, no puede evitar que ésta surja a su alrededor.
En este sentido, cada una de sus habituales ruedas de prensa se ha convertido en un compromiso obligado para los medios de comunicación, a los que el entrenador portugués brinda titulares interesantes continuamente.
Así, no sorprendió en exceso que el técnico del Real Madrid manifestara que había «regalado» a Rafa Benítez el título en el Mundial de clubes con el Inter de Milán. El luso incluso fue más allá. «Solo hay que preguntar a los hinchas del Inter quién es Mourinho y quién es Benítez».
En cambio, sí impactó algo más que el ex del Chelsea se atreviera a criticar a los máximos dirigentes del club blanco por, en su opinión, dejarle solo en sus quejas contra los colegiados. Aunque el ‘míster’ ya había expresado con anterioridad su malestar por ciertas decisiones de la institución, como no contratar a otro delantero debido a los problemas físicos de Gonzalo Higuaín, nunca había mostrado su enfado con tanta claridad.
Después del encuentro ante el Sevilla, en el que el Real Madrid se impuso por 1-0 a pesar de la expulsión de Ricardo Carvalho, el entrenador salió a la sala de prensa con un folio en el que se detallaban los 13 teóricos errores que, según la entidad de Concha Espina, había cometido el colegiado. El informe fue redactado desde dentro del club y, de acuerdo a lo afirmado por varias fuentes, parece que en él tuvo bastante que ver Carlos Megía Dávila, ex árbitro y actual empleado ‘merengue’.
Mourinho tiró la piedra y escondió la mano, porque enseñó el documento pero prefirió no leerlo. Se escudó, en un obvio mensaje a sus superiores, en que estaba un tanto cansado de proteger los intereses del Real Madrid a costa de recibir penalizaciones de los diferentes comités y de presenciar partidos desde una grada o el palco.
«Lo que no puede ser es que me den una lista de errores graves del árbitro y que quieran que sea yo el que ataque al colegiado y defienda a mi plantilla. Si yo cojo esta hoja y voy para adelante, la historia es siempre la misma: suspensión a Mourinho. Tenemos un club y un organigrama, y quiero que la gente apoye al equipo, no solo yo». El reproche a Jorge Valdano y Miguel Pardeza, líderes de la parcela deportiva, resulta evidente.
El técnico solicitó una reunión urgente con el presidente Florentino Pérez y la encontró en la tradicional comida de Navidad que celebró ayer la institución. Lo que ya no está tan claro es que las palabras del mandatario dejaran satisfecho al portugués.
