Las exposiciones, territorio de culto al pasado, de recuerdo, a veces se conjugan en presente. Es el valor de la muestra que presidía ayer el paseo granjeño de La Alameda: ‘Reserva de La Biosfera Real Sitio de San Ildefonso- El Espinar. Bienvenidos Al Paraíso’. El mensaje a los vecinos para cuidar su entorno es hacerlo a través de rostros vivos; no son reyes medievales, son caras que ven camino a la panadería.
El mejor exponente a ese carácter local y vivo lo ofrece el deporte, vinculado inexorablemente a las montañas. La muestra ofreció la oportunidad de congregar a cinco deportistas de alto nivel del municipio que presenciaron en carne y hueso su pequeña leyenda expuesta. El pueblo levantado alrededor de un castillo del siglo XVIII también presume de presente. Allí estaban Raúl García Castán, campeón de Europa en carreras por montaña; su primo David López Castán, campeón de España; Luis Alonso y su exótico mapa de maratones, los seis títulos de campeón de España del esquiador Manuel Pérez Brunicardi o el potencial de Antonio Fraile, ya en la élite nacional de la bicicleta de montaña.
La exposición surge ante de la necesidad de elaborar material divulgativo para dar a conocer la reserva de la biosfera a los vecinos de estos municipios. Por diversos motivos, la puesta en marcha de la muestra se ha dilatado en los últimos dos años, pandemia mediante. Su objetivo es dar a conocer la reserva a través de varios bloques que aúnan la tradición, el desarrollo y la flora y fauna. Y el formato visual ayuda.
Una fuente de progreso
El apartado de desarrollo aúna el impacto económico con la necesaria conservación del entorno. Conjuga las actividades económicas del Real Sitio de San Ildefonso y de El Espinar; por un lado, explica la marca de garantía del judión, una protección adquirida en 2013, y la importante industria del sector de la bollería, en especial las galletas, del municipio espinariego. Y dos motores principales de la economía de la zona: la madera y la ganadería. La muestra trata muy de refilón la figura del Parque Nacional: no se trata tanto de abordar la conservación como su dinamismo.
Un apartado estrella es el de deporte y tradición, desde los gabarreros a los corredores por montaña, pasando por esquiadores y campeones nacionales. La narrativa de la exposición es que está intrínsecamente ligada con la reserva de la biosfera porque el desarrollo de esos pueblos está vinculado al desarrollo sostenible: los vecinos conservaban los montes porque vivían de ellos.
El proyecto es producto de la colaboración entre ambos ayuntamientos y el Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam), titular de los soportes. La filosofía es que es la propia ciudadanía la que crea una biosfera, la que pide esa protección como un lugar especial de planeta. Por otro lado, reivindica las tradiciones y su valor en el desarrollo de la economía. La primera propuesta partió del Real Sitio de San Ildefonso en 2010, pero vio la luz como entidad comarcal junto a El Espinar. Esa vocación amplia para la parte norte de la Sierra de Guadarrama nació en 2013. El latido de sus montañas goza de buena salud.
