La villa de Cuéllar se encuentra sumergida en un ambiente de víspera de las fiestas que no se celebrarán, pero busca mantener vivo el espíritu de sus encierros y sus símbolos más preciados, como el himno ‘A por ellos’. Cada año, el domingo previo a las fiestas se celebra el concierto bajo el mismo nombre, una cita con la Banda Municipal de Música que pretende abrir boca. Sin embargo, un año más, el concierto pone la miel en los labios con la música festiva que tanto emociona a los cuellaranos pero que no se bailará como habitualmente.
El concierto estuvo presentado por Conchi Sanz, que puso la nota poética a esta noche de música a la que asistieron alrededor de 200 personas colocadas bajo las medidas de distancia y seguridad vigentes. La primera parte del concierto estuvo protagonizada por la diversidad de géneros musicales. Hubo pasodobles como Traner, Torre del Oro o la Gracia de Dios, pero si algo caracteriza a esta banda municipal es su versatilidad, por lo que intercalaron piezas como un medley de Coldplay con algunos de sus temas más conocidos. El rock también tuvo su momento en la noche con otro popurrí con canciones tan conocidas como ‘Smoke on the water’ o ‘Eye of the tiger’.El público no perdió la ocasión de animar siguiendo con palmas estas obras que precedieron a un poema recitado por Conchi y acompañado por música. “El día que la sonrisa se desnude, volaremos en una nube”, comenzaron los versos en los que se habló de “otro año sin planchar pañuelos”, “Santo Tomé desolado”, “huérfana la plaza y peñas sin vestido”; pero el final del poema tornó a un tono de esperanza que devuelve el sentir a los cuellaranos para, en 2022 volver a disfrutar de este concierto como siempre: bailando la jota.
Así se introdujo una de las piezas más esperadas, ‘La Cuellarana’, música de la tierra “tan añorada estos días”. La jota de Cecilio de Benito puso en primera línea de músicos a los dulzaineros Alfredo y Ricardo Ramos, que guardaron sus posiciones para la pieza central de la noche, el ‘A por ellos’. El público, de muy diversa edad (desde bebés de meses hasta ancianos autóctonos) disfrutaron de esta melodía tan emotiva. Muchos no pudieron contenerse y, aunque no se recomienda levantarse del sitio, con precaución, alzaron los brazos para bailar la jota de Cuéllar.
Por un momento, la felicidad de estos acordes inundó toda la plaza, y se continuó con un bis que dejó paso a la agridulce realidad; No obstante, reinaba la sensación de que sí, en 2022, los bises serán cinco o seis, los pies se moverán sin restricciones, y la jota será la señal de salida de la cuenta atrás para las fiestas de los encierros de Cuéllar.
