Poco fútbol, alternativas, lesionados, tanganas y jugadas polémicas. Si algún avezado seguidor del fútbol puede describir las características principales de los derbis, a buen seguro que no le faltarían ninguno de estos aspectos que definen perfectamente lo que en la mañana de ayer los (pocos) aficionados al deporte rey presenciaron en directo en el campo de La Albuera, en una mañana perfecta en lo climatológico.
Jugaban Segoviana y Unami un partido de rivalidad con sensaciones distintas, aunque solamente separados por un punto en la clasificación. Los azulgranas, con muchas dudas en su juego, sin haber alcanzado un estado físico óptimo, y metido en un relevo generacional que se antoja complicado. En cambio, los azules de Tito Domingo llegaban con la moral alta tras su victoria frente al CD La Granja, con mucha confianza en un sistema de juego puesto en práctica desde hace varias temporadas y con la tranquilidad que le daba su situación clasificatoria.
Y esa situación de ambos conjuntos no tardó en verse reflejada en el terreno de juego, con la Segoviana intentando llevar el peso del partido con la pelota, y el Unami presionando con una fe y una insistencia brutal, aunque eso significase a veces dejar espacios en la zona defensiva, con especial mención al lateral derecho, donde Calleja, Rubén y Víctor Pérez hacían trabajar a Rodero. Pero lo cierto fue que en esos primeros minutos de juego (y en los siguientes, no les voy a engañar) se vio poco fútbol de toque, y mucho derroche físico.
Pero si hay una faceta de juego en la que la Segoviana es superior al Unami es en las jugadas de estrategia, con lanzadores como Asier o Dani Calleja, y rematadores como Anel, que en la primera ocasión que tuvo se impuso a todos los defensores azules para cabecear de manera inapelable a la red el primer saque de esquina favorable a los azulgranas.
Al Unami le cambió la cara con el tanto en contra, y se le descompuso aún más cuando Mariano se lesionó de gravedad en la rodilla, y tuvo que ser sacado del campo en camilla, y sustituido por Terleira. Dani Calleja también se tuvo que retirar lesionado en el bando de la Segoviana, pero poco le importó en ese momento al conjunto azulgrana cuando, en otro saque de esquina, Asier puso el balón al primer palo, donde Dani Arribas no llegó a contactar, pero despistó lo suficiente como para el esférico se pasease por el área pequeña hasta que Alex, en el segundo palo, marcase a placer el 2-0.
Con dos goles en contra, y un compañero lesionado de gravedad en la primera parte, lo normal es que un equipo trate de arroparse lo máximo posible esperando la llegada del descanso, y que su rival intente aprovecharse lo máximo posible de la ventaja para tratar de cerrar el partido. Sin embargo, no ocurrió ni lo uno ni lo otro, porque el Unami se aferró a un Quino que, volcado ahora al costado derecho, comenzó a aparecer cuando más lo necesitaba su equipo, y la Segoviana sólo siguió ofreciendo peligro a balón parado. Pero no parecían los “visitantes” lo suficientemente agresivos en el ataque como para pensar en marcar un gol, hasta que Asier cometió una inocente falta sobre Terleira al borde del área de la Segoviana, Fran se perfiló para golpear, y colocó el balón cerca de la base del palo de la portería de Iván. 2-1 al descanso, partido por decidir.
El gol no hizo sino reafirmar la fe del Unami en que podía complicarle las cosas a la Segoviana, y sembró de más dudas en el juego de un conjunto azulgrana que, ahora sí, comenzaba a echar de menos la presencia de Calleja en el centro del campo, porque Íker no entró en juego hasta que el partido no entró en su recta final, y el físico comenzó a pasar factura.
Aunque las ocasiones de gol no fueron numerosas en los primeros compases de la reanudación, la sensación de que el choque iba a abrirse como un melón era patente sobre el campo, por más que Sedano tratase de amarrar quitando a Asier del campo, y metiendo a Chema, pasando Alex al doble pivote. Y, a partir del minuto 70, pasó que los sistemas de juego comenzaron a hacerse añicos, y el partido se convirtió en un toma y daca, con claras ocasiones para Juanlu, que lanzó fuera una falta, para Íker, que tuvo dos minutos fantásticos en los que se plantó solo ante Mario, sin poder acertar en sus remates. Hasta que, en el minuto 78 y con la Segoviana metida en la vorágine ofensiva, un lanzamiento en largo del Unami permitió a Juanlu echar una carrera a Chema y a Anel, superando a ambos en el sprint, y batiendo de lanzamiento cruzado a Iván.
El premio a la fe del Unami estuvo a punto de convertirse en un castigo al exceso de confianza, cuando una horrible cesión de Fran a Mario le dio la ocasión a Dani Arribas de marcar el 3-2 que terminó por evitar el portero del Unami. Y, cuando el partido expiraba y el equipo visitante más cerca estaba del 2-3, el árbitro no quiso ver un más que evidente penalti de Borja sobre Juanlu que, todavía pensando en la acción anterior, echó a las nubes un mano a mano con Iván en la acción siguiente. El reparto de puntos, con amago de tangana al final del partido, no dejó satisfechos ni a unos, ni a otros, como siempre, pero fue el resultado más lógico de un derbi del que sale más reforzado un Unami que sabe a lo que juega, que una Segoviana con problemas de falta de confianza en su juego.
