El índice de supervivencia empresarial se situó en Segovia durante el primer año de la pandemia en el 84,6%, la segunda mejor de la Castilla y León, solo por detrás de Burgos (85,3 por ciento). Los datos del INE recogidos por la agencia Ical revelan que la supervivencia de las empresas no agrarias de la comunidad se situó en el 83 por ciento durante el primer año de la pandemia, es decir, de las 57.537 que empezaron el ejercicio, llegaron a 2021, 47.764; tres puntos por encima de la media nacional, pero hubo una distancia de este indicador de casi 20 puntos atendiendo a la dimensión de la actividad.
En este sentido, el porcentaje de empresas que seguían activas tras recorrer la parálisis por la Covid durante 2020 se situó para las actividades con entre uno y cinco asalariados en el 79,4% (35.104 resistieron), mientras que ese dato para las de 250 y más trabajadores ascendió al 98,7% (151).
El porcentaje va en ascenso a medida que crece en tamaño la empresa, ya que para las de entre seis y nueve empleados alcanzó un 93,3% (5.392); para las de entre diez y 99 se situó en el 96,4% (6.811), y para las de entre 100 y 249, en el 98,1% (306). Asimismo, por sectores, la industria resiste mucho mejor los embates de las crisis, y la tasas de supervivencia para las empresas de este sector se situó en el 90,2% en la comunidad (5.646 seguían activas en 2021), cuando para la construcción ese indicador fue del 77,3% (5.403), y para los servicios, del 82,9% (36.715).
CEOE Castilla y León recalcó a Ical, que “es la mayor dimensión empresarial la que, en general, contribuye a elevar el nivel de competitividad de las empresas, ya que este hecho en sí mismo conlleva mayor capacidad para optimizar procesos de producción, gestión, logística o comercialización, además de atesorar una mayor capacidad financiera, mayor dotación tecnológica y mayores profesionales; en definitiva mayores recursos de toda índole que hace que aumenten las sinergias, las interrelaciones y la capacidad de innovar, diversificar o expansión”.
En este sentido, desde la patronal afirmaron que es necesario que se “creen y refuercen” aquellos instrumentos que facilitan el alcance de una mayor dimensión a las compañías, con el objeto de que vayan ganando cotas de competitividad y, por tanto, puedan continuar emprendiendo nuevos proyectos y reforzando la sostenibilidad de sus negocios.
Asimismo, la organización empresarial autonómica asumió que las empresas pertenecientes al sector industrial de Castilla y León “se han mostrado más resilientes ante el Covid-19”. “Esta situación revela cómo las interrupciones obligatorias tanto de la actividad no esencial, como después las sucesivas limitaciones en especial de aquellas actividades más expuestas a una relación directa con el consumidor final, han afectado en general menos a la industria, a pesar de haber tenido que hacer frente también a rupturas de la cadena de suministro en numerosas empresas ante el cierre de fronteras”, explicaron.
Los empresarios constataron que este hecho deriva de la propia “especificidad de la actividad industrial, donde el cliente no es habitual que sea el último eslabón de la cadena de valor; unido en algunos casos también a una cierta mejor posición financiera y, por tanto, a una mayor capacidad de adaptación ante el cambio exigido, ha resultado en el alcance de un mayor nivel supervivencia por parte de las empresas industriales frente a las unidades productivas de los otros sectores productivos”.
CEOE se felicitó también porque la región cuenta con una mayor aportación por parte del sector industrial a su PIB en relación a la media nacional, lo que “hace evidenciar la fortaleza de nuestra industria, y la importancia clave que tiene la misma para la economía castellano y leonesa, al absorber importante talento, arrojar mejoras notables de la productividad o emprender importantes proyectos innovadores que se vuelven también en palanca activa y necesaria para la internacionalización de negocio”.
