La exposición ‘Rembrandt. Genio de la estampa’ en el Torreón de Lozoya de Segovia se prorroga hasta el 26 de septiembre, una muestra que es fruto de la colaboración de CaixaBank y la Fundación Caja Segovia. De momento, ya ha ha superado los 8.700 visitantes que han podido contemplar las 69 estampas realizadas por el artista holandés Rembrandt Harmenszoon Van Rijn, uno de los grandes maestros de la pintura barroca, pero también, uno de los genios del arte del grabado, capaz de influir en grandes maestros posteriores como Goya o Picasso.
La importancia de Rembrandt dentro del mundo del grabado fue reconocida en fecha bien temprana, siendo sus aguafuertes los responsables de la reputación internacional que el artista disfrutó en vida y de comentarios como el del gran pintor italiano Guercino, que en 1660 lo calificaba de gran virtuoso. Por aquellos mismos años, el inglés John Evelyn aludía en su ‘Historia del grabado’, al incomparable Rembrandt, cuyos aguafuertes y grabados al buril dan prueba de un ingenio absolutamente singular. También el teórico Filippo Baldinucci (‘Cominciamento dell’intagliare un rame’, 1686) destacó en Rembrandt su potente naturalismo frente a los ideales clásicos, cultivados por otros grabadores del momento. Esa tendencia por lo natural -en palabras de Rosa Perales, comisaria de la exposición-, le llevó a penetrar en imágenes de tintes románticos y gusto por lo pintoresco, que le aleja del ideal clásico, pero que, al mismo tiempo, le aproxima hacia un interés psicológico por el mundo de los sentimientos humanos, y más tarde, por una profunda religiosidad.
De todos estos aspectos, así como de la personalísima evolución técnica del maestro holandés, da cuenta esta exposición, que ha sido estructurada en tres grandes apartados.
Como hombre de su época, Rembrandt era profundamente religioso y no es de extrañar que un tercio de su obra acoja con múltiples variantes los temas bíblicos y, en especial, la vida de Cristo. El tratamiento técnico de sus estampas religiosas oscila entre los extremos de lo simple y lo monumental, de manera que, si inicialmente predomina el dibujo sobre la emoción, con el tiempo, su producción tiende hacia una profunda religiosidad y serenidad.
Obras especialmente destacadas de esta sección son las diferentes versiones de pasajes como ‘La huida a Egipto’, ‘El Descendimiento’, ‘Abraham e Isaac’ o ‘La resurrección de Lázaro’, tema este último, en el que destaca una estampa impresa en 1623, considerada como una de las cumbres de su arte, especialmente barroca en su escenografía, quizá por influjo de Rubens.
Rembrandt mostró, a lo largo de su vida, un interés especial por los tipos humanos, sus situaciones y el entorno psicológico en el que se movían. En la temática de género, destaca en el artista su gran humanidad, bien patente un grupo de estampas dedicadas a pequeños y marginados muchachos, realizadas en la década de 1620. Diez años después realiza magistrales imágenes de un anciano y una mujer, una pareja de mendigos cojeando con muletas, etc. que son un precedente de los grabados posteriores de artistas como Goya, para quien la técnica del grabado será, al igual que para Rembrandt, un medio de denuncia ante la violencia y el horror de la guerra.
