Ni chocolates belgas, ni paté francés, ni caviar iraní, el rey de los paladares exquisitos sigue siendo el buen jamón ibérico, como pudo comprobarse en el XXV Salón de Gourmets, celebrado hace unos días, donde los expositores más concurridos fueron los que ofrecieron al visitante unas lonchas de exquisito ibérico.
Las docenas de productores y marcas de jamón presentes en este salón gastronómico internacional atestiguan el momento dulce que vive el sector de la pata ibérico, un lujo de confianza para los consumidores. «Hay tal variedad y calidad que la gente compra jamón y lo consume, aunque no sea de mucha calidad. No hay que olvidar que es uno de los mejores productos del mundo y gusta mucho más que otros alimentos, lo que pasa es que no es tan esnob», aseguró Alejandra Ansón, directora del proyecto Elite Gourmet.
Ansón añadió, de forma rotunda, que «esta delicatessen es y seguirá siendo la razón de ser de la alimentación de España», y recalcó que es esencial que cuando los consumidores compren un buen producto, «sepan usarlo». Por ello, se mostró contraria a las nuevas modas, como la de maridar el jamón con cava, «eso es una barbaridad, pues los mejores compañeros de esta vianda son el vino tinto o el fino, bebidas que calientan el producto en la boca y derriten su grasa. El cava se lo carga por el frío y las burbujas», explicó.
También apuntó que a pesar de ser uno de los alimentos más populares de España, sigue habiendo un gran desconocimiento de sus características. «Mucha gente no sabe qué es un buen jamón y de hecho nadie lo llama ibérico, lo seguimos llamando pata serrana y no se conocen las diferencias entre uno de bellota y otro de recebo», señaló.
La directora advirtió de que algunos productores se aprovechan de la fama del buen jamón y ofertan patas de bellota que no lo son, pues en España hay dehesa para la crianza en libertad de unos 300.000 cerdos, pero se venden cada año más de un millón de patas bajo esa denominación.
Durante esta edición del Salón Gourmet, el más ibérico de los manjares protagonizó un récord Guinness a manos del cortador Diego Hernández, quien revalidó su propia marca al preparar 2.160 lonchas en una hora.
