Dos nuevos atentados suicidas en Rusia causaron ayer 13 muertos en el sur del país, mientras el grupo Emiratos Islámicos del Cáucaso se ha atribuido la autoría de los ataques en el metro de Moscú del lunes pasado, que se cobraron 39 vidas. «Todo son eslabones de la misma cadena y una manifestación de la actividad radical que en los últimos tiempos se vuelve a dejar sentir, contra la que luchamos y seguiremos luchando», afirmó el presidente, Dimitri Medvédev.
El dirigente afirmó, además, que «el objetivo de los terroristas es desestabilizar la situación en el país, destruir la sociedad civil y sembrar el miedo y el pánico entre la población». «Pero no lo permitiremos», aseveró Medvédev, que ha declarado una guerra sin cuartel contra los autores de las explosiones.
El primer ministro, Vladímir Putin, no descartó que «actuaran los mismos criminales» tanto el lunes en el metropolitano como ayer en la república norcaucásica de Daguestán. «No importa en qué lugar se cometan los crímenes y quiénes sean las víctimas. Estos asesinatos están dirigidos contra toda Rusia», sentenció.
También el dirigente daguestaní, Magomedsalam Magomédov, se expresó en la misma línea y aseguró que «los responsables de los atentados, estén donde estén, recibirán su merecido».
Al menos 13 personas, nueve policías, dos civiles y los dos terroristas, murieron ayer en los dos ataques suicidas perpetrados en la localidad daguestaní de Kizliar. Las explosiones se produjeron a unos 300 metros de unos edificios del Ministerio del Interior y de un instituto cuando uno de los kamikazes, a bordo de un coche, hizo estallar la carga que llevaba a bordo y el otro accionó la bomba que portaba en medio de la multitud que se acercó hasta allí.
Mientras, continúa la investigación para esclarecer las circunstancias del doble atentado perpetrado en el metro, que ayer se atribuyó el grupo terrorista Emiratos Islámicos del Cáucaso, según informó el Centro Estadounidense de Vigilancia de Sitios Islamistas.
La organización indicó de que en un vídeo de cuatro minutos y 27 segundos, grabado el 29 de marzo y colgado en Youtube, el jefe de la milicia, Dokou Oumarov, se hizo responsable de los ataques.
No obstante, la Policía espera que las imágenes de las cámaras de seguridad del metro ofrezcan alguna pista adicional. «Más de 3.000 aparatos están conectados y los agentes analizan las grabaciones», explicó el jefe del departamento del Interior de Moscú.
Además, la megafonía en la línea de metro roja, donde se encuentran las estaciones de Lubyanka y Park Kultury, afectadas por los ataques, llama a los pasajeros que puedan aportar cualquier detalle a acudir a la Policía.
Celo informativo. Por su parte, el comité de instrucción de la Fiscalía rusa ha pedido a los medios de comunicación que no difundan rumores ni información no confirmada sobre los atentados, ya que podría obstaculizar su trabajo y poner vidas en peligro.
«Se han publicado decenas de versiones diferentes, nombres y retratos robot que no tienen nada que ver con la realidad. Todo ello influye negativamente en la investigación, genera más rumores y representa una amenaza para los expertos», señala el texto.
Varios periódicos salieron ayer con las fotografías de las suicidas con las que trabaja el grupo de investigación y datos sobre tres cómplices, dos mujeres y un hombre.
En el metro, el número de agentes se ha triplicado y la Policía ha intensificado los controles de vehículos en los accesos a Moscú, sobre todo los procedentes del Cáucaso norte, de donde supuestamente eran las suicidas.
