Hoy, cuándo la crisis económica encabeza la preocupación del 40 % de los españoles, o del 37% el desempleo o, del 35% el Covid, nos preguntamos que hace el Gobierno con casi cinco millones de españoles que quieren y no pueden trabajar; con casi 400.000 personas más en el paro que antes de la pandemia o, con 400.000 personas todavía en los ERTE pendientes de un hilo de engrosar las listas del paro; o con más del 40% de nuestros jóvenes en la desesperanza y el desánimo por no encontrar empleo; O con los miles de pequeños empresarios a los que no les llegan las ayudas prometidas, O con las colas del hambre en muchas ciudades de nuestra geografía, o con la luz, butano, combustibles o alimentos de tantas familias, que les han subido el importe de la factura a limites hasta ahora desconocidos. Y de porqué el Gobierno no facilita las vacunas suficientes, para que todas las CCAA puedan vacunar al ritmo previsto.
Qué hacemos con un gobierno al que el Tribunal Constitucional le ha tumbado el estado de Alarma y qué cualquier gobierno serio hubiera convocado elecciones ante tal varapalo; o qué un juzgado ha anulado la ayuda a la compañía aérea Plus Ultra, que fue la primera subvención concedida con los Fondos “ocultos y reservados” europeos del Sr. Sánchez, que ha incumplido sistemáticamente su palabra desde antes de llegar a la Moncloa, y que va a EEUU y ni tan siquiera le recibe el Presidente Biden y que no le preocupan los verdaderos problemas de España, sino la Memoria histórica, la suya, no la democrática, desenterrando nuevas heridas, descosiendo la reconciliación que tanto costó cerrar a nuestros padres y abuelos, con el irresponsable interés de dividir a la sociedad para intentar polarizarla electoralmente. Ahora nos vienen con una nueva ley, que trata no solo de negar, mutilar o falsificar parte de nuestra historia, si no que pretenderá decirnos a través de la “nueva Fiscalía de Memoria Democrática”, cual es el pensamiento único y totalitario, y cual es su memoria, su justicia y su verdad, y qué con su discurso intenta romper la convivencia del sistema democrático que nuestros padres y abuelos supieron darnos a las generaciones venideras. No es una Ley para La Paz y la Concordia, que solucione de una vez por todas el problema de las víctimas olvidadas que hay en las cunetas, de todos, desde el 31, si no que pretende abrir nuevas heridas que rompa la convivencia que tantos años nos ha dado.
España necesita vacunas, muchas todavía para garantizar nuestras vidas, pero una especial, como son las urnas, para inmunizarnos del peor gobierno de la democracia española: el Gobierno de Sánchez.
(*) Diputado nacional del PP por Segovia.
