Cuando nos sentamos frente a un tablero de ajedrez, a menudo sabemos reconocer los diferentes tipos de piezas, los peones que representan al pueblo, las torres a los castillos, los caballos a los caballeros, los alfiles a la Iglesia y el rey y la dama a la corona, una fiel reproducción de los estamentos de la sociedad medieval, nobleza, clero y pueblo llano.
Sin embargo, no es tan frecuente saber como estas piezas han llegado a nuestras manos. Hasta mediados del siglo XIX los conjuntos de piezas solían ser de diferentes tipos, tamaños y peso, lo cual llevaba a confusiones de interpretación de las mismas sobre el tablero, generando muchas veces discusiones entre los jugadores.
En aras de poner solución a estos inconvenientes, en 1849, se atribuye al editor británico del periódico Illustrated London News, Nathaniel Cook, el diseño de un modelo de piezas, al que posteriormente le daría vida su cuñado John Jaques, quien comenzó a producirlas en la popular fabrica que llevaba su nombre en la ciudad de Londres.
Nathaniel Cook tuvo la ocurrencia de convencer al considerado campeón del mundo oficioso de la época, el también británico, Howard Staunton, para que prestara su nombre al nuevo modelo de piezas, esta fórmula comercial fue publicada en la columna de ajedrez que Staunton escribía para el Illustrated, dando lugar a su comercialización a partir del 29 de septiembre de 1849.
Desde entonces y hasta la actualidad el modelo de piezas ‘Staunton’ es el más popular, tanto es así que la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), en 1924, decide convertirlas en el modelo oficial de competición para los campeonatos mundiales.
En su siglo y medio de existencia, el conjunto de piezas Staunton ha sufrido pequeñas variaciones, pero manteniendo siempre su esencia y elegancia original. Es habitual encontrar el modelo Staunton original en la gran mayoría de los torneos en España, pero mis favoritas son las Staunton American.
