Sergio Prieto (8 de agosto de 1993) ha vivido un sinfín de ascensos frustrados con el Unami en sus seis años con el club que capitanea. Este sábado quiere quitarse la espina ante el Ciudad Rodrigo en la final del ‘play off’ de ascenso a Tercera División. El central que empezó a jugar gracias a su padre, Jesús Prieto, asume un duelo a todo o nada. Los charros ganaron 2-1 la ida y los segovianos subirían superando o igualando ese resultado, pues tienen mejor coeficiente. La Albuera dicta sentencia desde las 18:00 horas.
— Admira mucho a su padre. ¿La culpa de que juegue al fútbol es suya?
— Sí, totalmente. Desde pequeño he mamado fútbol. No le he visto jugar, pero estuvo en el Dyc y en la Segoviana. Contrastamos anécdotas, cómo era La Albuera cuando jugaba él… Yo le digo: “Es que nos dicen de todo en los campos”. Y él me cuenta que antes era peor, que no había las distracciones que hay ahora. Que ibas a pueblos en los que el domingo era la tradición ir a ver al equipo. Y al de fuera se le decía de todo. Y que el fútbol entonces era más duro: fuerza, coraje y corazón.
— ¿Cómo es la vida de un central bajito?
— Es dura, más en esta categoría, que se busca un juego directo y por arriba. Los centrales bajitos sufrimos, pero desde hace años hago entrenamientos por mi cuenta para mejorar el salto y pueda suplir esa carencia de centímetros. Siempre me he defendido bien en velocidad. Tengo esa carencia, pero la suplo con otras cosas.
— Seis temporadas. ¿Demasiado tiempo en Regional?
— Yo creo que sí. El fútbol te pone en tu sitio y yo siempre pienso que si el Unami está en Regional es por algo, pero he visto plantillas muy buenas año tras año. Estás siempre ahí, peleando por ese ascenso. A lo mejor sí que merecemos esa categoría más; por lo menos, probarnos y ver cómo nos desenvolveríamos. La Preferente se nos queda, como equipo e individualmente a algunos jugadores, un poco pequeña. Pero eso al final hay que demostrarlo.
— El equipo solía fallar en las segundas vueltas, sobre todo a domicilio. ¿Por qué el Unami no ha ascendido todavía?
— No recuerdo un año en el que no hayamos tenido una racha negativa. Y solía ser por esas fechas, llegado enero o febrero. No sé explicar por qué, pero hemos tenido rachas de tres o cuatro partidos sin puntuar o sacando muy pocos puntos. Y ahí ha estado la clave; no sé si fuerza mental, unión o simple casualidad. Enlazas dos o tres partidos malos y ves esos fantasmas ahí. Al siguiente partido, te ves abajo 1-0 y la mente no responde. Cuando hemos entrado en esas rachas, nos ha costado muchísimo salir. Ya en marzo, es muy difícil que los equipos pinchen cuando están a cuatro o seis puntos de la cabeza.
— ¿Cuándo un equipo fracasa, el capitán fracasa más?
— No es que uno fracase más que otro, sino que uno se hunde más o lo da más valor. En una plantilla hay jugadores que llevan un año y otros que llevan cuatro, pero el fracaso es el mismo, el de ese año. Es verdad que al que lleva seis le duele más que al que lleva dos.
— ¿Es la mejor plantilla en la que ha jugado?
— Puede que sí: tenemos 23 que podrían ser perfectamente titulares en cualquier partido y el nivel prácticamente no cambiaría. Te cruzas con gente sobresalientes como Juan de la Mata o Christian, pero como grupo este año ha sido el más competitivo.
— Sin descendidos de Tercera, ¿es la Regional más asequible?
— Con cuatro grupos, son menos partidos y provincias, pero el formato de play off… Puede que el nivel haya descendido, pero ascender es más difícil que otras veces.
—¿Cómo definiría la Regional?
— Es el fútbol puro. Al final estamos acostumbrados a ver el fútbol en la televisión y yo creo que eso es otra cosa: profesionales, gente que juega por muchísimo dinero. La Regional son grupos de chavales que se recorren Castilla y León, que se tiran el fin de semana metidos en un autobús para jugar por amor al arte, sus amigos o compañeros… Y sin ganar nada.
—¿El nuevo formato convierte el ascenso en una obligación?
— Se añade una categoría en medio y es verdad que no subir podría considerarse un descenso. Yendo a la dificultad del objetivo, yo lo considero un éxito grande. El formato ‘play off’ es muy complicado, no puedes tener ningún fallo, y conseguirlo demuestra empaque.
— ¿Sienten la presión de que este es un tren que quizás no pase de nuevo?
— Es una presión que nos metemos nosotros mismos. Vemos que es el trabajo de un año entero que nos ha llevado a esta situación. De repetirse, mínimo pasará otro año y las circunstancias pueden variar.
— ¿Cuesta más levantarse de una derrota cuando llevan todo el año ganando?
— Sí, pero al final hay que saber que la derrota te tiene que servir para espolearte, poner los pies en la tierra y saber que tienes que hacer las cosas mejor.
— ¿Cuál es su mensaje de capitán esta semana?
— Intento que la gente se motive, tenga muchísimas ganas de jugar ese partido y sepa que tiene que darlo todo, pero que tampoco se pongan nerviosos, porque eso puede restarnos. Se trata de hacer lo que llevamos haciendo todo el año, pero tenemos que darlo todo. Tenemos que morir en esta ocasión, porque es lo último: todo o nada.
— ¿Cómo se gana a Ciudad Rodrigo?
— Intentando hacer nuestro juego y que ellos no hagan el suyo. El mérito que les doy a ellos en la ida es someternos, prácticamente no dejarnos hacer nuestro juego. Hay que invertir esas tornas.
—Están acostumbrados a jugar con poco público. ¿Cómo esperan ver La Albuera?
— Eso se nota, vas a otros campos con más gente y sí que se nota. Pero esa es la realidad que vivimos nosotros desde hace muchos años; la Segoviana es el equipo de la ciudad y eso no va a cambiar nunca. Esperamos un estadio lo más lleno posible. Nosotros nos estamos moviendo todo lo posible para que vengan familiares, amigos o gente que no viene habitualmente. Es un partido precioso donde nos jugamos mucho. Cuanta más gente venga, mejor, porque eso lo nota cualquier futbolista. Pelea más y da valor a lo que está haciendo. Seguramente también venga gente de Ciudad Rodrigo, algo que siempre motiva si lo sabes gestionar. Puede ser algo muy bonito y que siempre recordaremos.
