El esgrafiado renacentista del Torreón de Lozoya que adorna su galería porticada luce ya su imagen restaurada una vez finalizados los trabajos realizados por los alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de la Casa de Los Picos, que concluyeron el pasado 16 de junio.
La restauración se enmarca en el programa de Formación Práctica en Empresas, Estudios y Talleres de la Junta de Castilla y León en colaboración con la Fundación Caja Segovia, y ha sido supervisada por la profesora María Anunciación Cubero Ramos y el director de Fundación Caja Segovia, Rafael Ruiz Alonso, que han dirigido el trabajo de los alumnos Carolina Alcalá, Miguel Arévalo y Asier Sanz, del ciclo formativo de grado medio de Revestimientos murales.
La galería porticada que se abre al jardín del Torreón de Lozoya cuenta con el ejemplo más sobresaliente del esgrafiado renacentista segoviano. Su realización ha de situarse unos años después de 1563, puesto que el 31 de agosto de ese año el inmueble fue adquirido por María de Peralta en nombre de su marido, Francisco de Eraso, quien reconvirtió el caserón medieval en un imponente palacio renacentista.
En el revestimiento de las dos alturas de esta galería -y seguramente en otros espacios del edificio- se empleó un tipo de esgrafiado muy distinto al que un siglo antes se había utilizado en los muros externos del Torreón que da acceso al conjunto, decorado con circunferencias tangentes en relieve, de carácter mudéjar.
A pesar su innegable belleza, los esgrafiados renacentistas del edificio fueron ocultados y no sería hasta el siglo pasado cuando la restauración del inmueble por la extinta Caja Segovia propició su recuperación. Así, en la memoria del ‘Proyecto de Restauración de la Torre de Lozoya en Segovia’, firmado por Joaquín Vaquero el 1 de marzo de 1968, se especificaba que había que “restaurar las antiguas chimeneas de leña, los zócalos de azulejos, los esgrafiados, hoy ocultos, de las galerías, los techos pintados y la decoración que hubo en las fachadas y muros que circundan el patio-jardín”.
La restauración que acaba de finalizar ha consistido en la restitución de aquellas partes dañadas de la intervención de los años sesenta-setenta, afectadas por la desintegración de su mortero, así como por humedades, aplicando en ellas el procedimiento original renacentista. No obstante, se ha puesto especial empeño en que los vestigios originales, así como las dos campañas de restauración sean distinguibles, siguiendo los criterios habituales en este tipo de intervenciones.
