Había grandes esperanzas puestas en el quinto mes del año, un parcial que debía dejar atrás una cuarta ola no demasiado virulenta y que apoyado en la campaña de vacunación vendría a rematar a una pandemia que aunque se da casi por finiquitada sigue alargándose.
Mayo fue uno de los meses más estables a nivel de datos de toda la pandemia, sin grandes variaciones hasta casi el final del parcial, una situación anómala en medio de unos datos epidemiológicos siempre cambiantes que no han parado de presentar grandes subidas y bajadas desde hace más de año. Sin embargo, no fue oro todo lo que reluce y la realidad muestra un mes que redujo los números de abril pero no cumplió con las grandes expectativas que se depositaban en él.
La evolución a finales de abril estaba claramente encarada a la baja, estabilizándose con la llegada de mayo y que así se han mantenido durante buena parte del mes. Estas pocas variaciones se puede observar en los datos diarios, con el pico máximo registrado en el primer día del mes con 35 contagiados, una cifra muy discreta para tratarse de la más abultada, y el mínimo durante los días 24 y 31, fechas que arrojaron dos positivos.
A pesar de la caída de la última semana de mayo, el inicio de junio no va a alargar esa evolución a la baja, aunque al menos tampoco tiene pinta de contabilizar repuntes considerables.
Si se compara con las cifras de abril, mayo redujo el número de contagiados en más de la mitad, dejando atrás una cuarta ola leve y corta, pudiéndose afirmar con rotundidad que por el momento ha sido la menos agresiva con diferencia de todas. De esta forma, mayo contabilizó 520 positivos, muy lejos de los 1.171 que arrojó el cuarto mes del año.
Este mes también defraudó en las cifras concernientes a la vacunación, donde como ya se comentó hace días la campaña desaceleró el ritmo conseguido durante abril. La falta de suministro que llegó a la provincia procedente de la Comunidad conllevó a que Segovia pusiera en torno a un 25% menos de dosis en mayo que en el cuarto mes del año. Por suerte, parece ser que junio impulsará el ritmo de una campaña que lleva sobre sus hombros la carga de tener que acabar con una pandemia que ha conllevado mil y una restricciones.
Como se puede observar, mayo no ha sido un mal mes si se atiende a sus datos epidemiológicos, pero sí ha dejado a deber al no conseguir continuar con la evolución bajista que abril traía en su parte final y por no conseguir mantener, cuando no aumentar, el ritmo de vacunación que hubiera conseguido acercar a Segovia a la inmunidad de grupo.
De esta forma, se presenta un junio del que se espera cumpla con las promesas no resueltas por mayo tanto a nivel de contagiados como de vacunas. Ya se verá dentro de un mes sí se han satisfecho tales expectativas o habrá que rogar a julio que hiera de muerte a una pandemia que ya fatiga a propios y extraños.
La luz al final del túnel ya no está tan lejos salvo que el coronavirus mute y consiga dejar obsoletas unas vacunas que de momento se han mostrado tremendamente eficaces. Un poco más de paciencia, permitámonos ser optimistas tras meses de malas nuevas, restricciones y muertes.
Curva plana en la evolución semanal de contagiados
No se puede negar lo evidente, quien más y quien menos esperaba que el mes de mayo mantuviera la desescalada de casos de abril y trajera otro periodo de relativa calma. La primera semana de mayo dejó una gran rebaja de contagiados respecto a la última de abril, pero pronto remitió esa tendencia a la baja que no se recuperó hasta su última semana.
De esta forma, en el primer parcial del mes se contabilizaron 129 positivos (una rebaja del 39% respecto a los 211 contagiados de su antecesora), cifra muy similar a la de la segunda, que obtuvo 120. Peor se mostró la tercera, en donde los positivos repuntaron levemente hasta los 130, una tendencia a la estabilización que rompió por fin la cuarta semana que rebajó los números hasta 85 (un 35% menos que su precedente).
Respecto a la evolución mensual, los datos de mayo se parecen mucho a los de marzo, viéndose de nuevo esa tendencia de los meses a presentar una campana o parábola invertida en torno a los meses de mayor incidencia que han concentrado las olas.


