Partidarios y detractores del jefe del Ejecutivo egipcio, Mohamed Mursi, protagonizaron ayer fuertes enfrentamientos a las puertas del Palacio Presidencial, en los que dos personas perdieron la vida y más de medio centenar resultó herida de diversa consideración.
Si el pasado martes, miles de contrarios a la Constitución prevista por el Gobierno islamista se concentraban ante la residencia del dirigente, que huyó previamente, un día después, unos 10.000 seguidores del gobernante partido de los Hermanos Musulmanes acudieron hasta ese mismo lugar para expulsar a los detractores. Momentos después, comenzaron los incidentes, en los que ambos bandos se lanzaron cócteles molotov y piedras, al tiempo que incendiaron coches y se escucharon disparos.
Mientras la Coalición Opositora, compuesta por 18 grupos y formaciones políticas, y los Hermanos Musulmanes se responsabilizaban mutuamente de los altercados, al menos tres miembros del Consejo Asesor de Mursi dimitieron por sus discrepancias con las últimas decisiones del mandatario, principalmente por el decreto que promulgó el pasado 22 de noviembre en el que se otorgaba competencias por encima de la Justicia. La decisión, según fuentes gubernamentales, estaba tomada previamente, pero los ya excargos esperaban que se encontrase una solución a la crisis.
Eso sí, los contrarios al presidente tendieron una mano para solucionar el conflicto que vive el país y se mostraron dispuestos a dialogar con el Gobierno, siempre y cuando el jefe del Ejecutivo derogue la declaración que le da casi poderes ilimitado y posponga el referéndum sobre la Carta Magna, previsto para el próximo día 15.
También desde el Gabinete de El Cairo quisieron llamar a la calma y, aunque mantuvieron que la consulta tendrá lugar «en la fecha prevista», pidieron a la oposición que presente por escrito sus críticas a la Constitución «para que puedan ser examinadas», según desvelaron fuentes del Gobierno.
Mientras, la comunidad internacional se mostró preocupada ante la escalada de violencia en Egipto. Así, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, insistió en «la necesidad urgente de diálogo» entre ambos bandos, al tiempo que el gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, la principal autoridad del islam sunita, exhortó a los egipcios a la moderación.
