Fue Juvenal, poeta latino, quien definió en una de sus sátiras, el programa político de un gobierno populista “populus…duas res optat: panem et circenses”. El ilustrado Jovellanos lo tradujo por el castizo “pan y toros”.
Más de dos mil años después seguimos en el mismo sitio. Ante un futuro muy incierto, plagado de dificultades y problemas, los gobernantes no dudan en volver al viejo programa romano, utilizado sin pudor a lo largo de la historia por cualquier político que quiere distraer la atención de sus gobernados, entreteniéndolos como a niños inmaduros y fáciles de complacer. Todos estos pensamientos me bullen en la cabeza desde que leí que nuestro gobierno local va a organizar dos festejos taurinos, recién salidos del estado de alarma.
Cuando aún no hemos digerido las tragedias ni los lutos, cojeamos de seguridad sanitaria, sentimos los trabajos precarios, el comercio agonizante, la industria inexistente y nada claro el futuro… nuestro Ayuntamiento se lanza a organizar, con dinero de todos, dos espectáculos taurinos, que hace tiempo que son para una minoría, con la feliz idea de levantar el ánimo…Pero, ¿de quién?
Si en junio ya empiezan así, ¿qué harán en agosto? Hay que recordarles que también hay música, arte, teatro, humor, poesía…
Los romanos anteponían el pan al circo. Los populistas del siglo XXI comienzan directamente por el circo, ya ni siquiera se preocupan por el pan. Por eso hay que gritar «Primum panem».
