Justo cuando hoy se celebra el aniversario del comunicado del alto el fuego de ETA, parece que la banda terrorista está dispuesta a salirse con la suya cueste lo que cueste. No quiere paños calientes ni soluciones individualizadas, como propuso el pasado lunes el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Desea, por encima de todo, una amnistía que refleje a los ojos de su entorno el triunfo que, primero desde las pistolas, y luego desde las tribunas, ha colocado a los herederos de la proscrita Batasuna como una fuerza política que tiene posibilidades reales de hacerse con el Gobierno vasco el año que viene. Como se puede apreciar, no quiere, bajo ningún concepto, que su desaparición pueda llevar aparejada la derrota.
Tras los últimos movimientos de los abertzales, entre los que destaca la foto de la última manifestación en Bilbao, ayer se supo que los presos llevan a cabo en las últimas semanas una novedosa operación orquestada para presionar al Gobierno del PP de cara a una amnistía general para el colectivo. En torno a 500 internos presentaron escritos particulares ante la Audiencia Nacional pidiendo su excarcelación. Las razones alegadas son haber cumplido las tres cuartas partes de su condena, habérsele aplicado la doctrina Parot o tener problemas de salud.
Según fuentes penitenciarias, se trata de una campaña organizada, ya que del casi medio centenar, solo hay unos 80 reos que piden la excarcelación para sí mismos. El resto exige la puesta en libertad inmediata para otros compañeros recluidos en otras prisiones a cientos de kilómetros de distancia. Se dan casos de reclusos internos en cárceles del norte que piden la liberación de terroristas que se encuentran en centros del sur.
En esta estrategia no han participado los cerca de 30 condenados trasladados al Centro Penitenciario de Nanclares de la Oca (Álava), ni otros encarcelados por terrorismo que se han desvinculado de su pasado siendo expulsados del EPPK (siglas en euskera del Colectivo de Presos de ETA), que actualmente engloba a cerca de 520.
El segundo motivo por el que estas fuentes concluyen que se trata de una campaña de presión orquestada es el desorbitado número de casos en los que se alegan motivos de salud para forzar la liberación. En concreto, han metido en este bloque a todos aquellos que no han cumplido las tres cuartas partes, ni se encuentran bajo el cumplimiento de la doctrina Parot (60).
Asimismo, en las alegaciones presentadas, no existe ninguna mención a un arrepentimiento o perdón a las víctimas. Así lo dejó claro la propia organización criminal en su Ekia -boletín- del pasado mes de octubre.
Estos escritos ya están encima de la mesa del juez Central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, quien deberá decidir al respecto en los próximos días.
La concentración del sábado supuso un rotundo triunfo para la cúpula asesina, ya que, a través del EPPK, habían prohibido a los presos que solicitasen comunicaciones o vis a vis con sus familiares o allegados para ese día. La orden tenía por objeto que nadie tuviese excusa para no acudir a la manifestación.
Mientras, desde su otro frente, el político, el secretario general de EA y representante de Bildu y Amaiur, Pello Urizar, replicó al ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que no se le pide al Gobierno del PP que «se haga nada del otro mundo», sino simplemente una modificación de la política penitenciaria «con la ley en la mano».
Para más inri, ayer se pudo saber que hay un movimiento que busca promocionar la candidatura de Otegi para el Premio Nobel de la Paz de este año. La reacción de los colectivos de víctimas fue inmediata: que adjunten las fotos de todos los asesinados por ETA.
Los abertzales sueñan con que el Mandela blanco, como llaman a este antiguo carcelero de la banda criminal, pueda ser el próximo lehendakari. Todo dependerá de cómo jueguen sus cartas.
Por su parte, la eurodiputada popular Teresa Jiménez Becerril apuntaba en Facebook: «Ya dije hace años que acabaríamos viendo a Otegi de lehendakari y a De Juana Chaos recibiendo el Nobel de la Paz. Y la gente nos tomaba por exaltados. Lo que parecía ciencia ficción va tomando cuerpo. Pues por Europa van a encontrar una barricada hecha por mí, y con la fuerza de todas las víctimas y todos los españoles que distinguen aún entre el bien y el mal».
