Que el deporte no debe politizarse es una afirmación que se dice siempre, y que sigue vigente como discurso incrustado en el celebro de mucha gente, sobre todo en dirigentes deportivos y políticos.
Estos últimos en su mayoría aún piensan que no se tiene el suficiente nivel, o que el deporte no es una prioridad a la hora de repartir las carteras, en una institución. Se reparten según considere el máximo mandatario, eligiendo según el estudio realizado de las problemáticas a enfrentarse con un orden según exigencias, y al final siempre queda el deporte, que es de menor importancia y da menos quebraderos de cabeza.
En el ámbito institucional no es lo mismo tener la cartera de urbanismo que la de deportes, que para esta vale cualquiera y de esto entiende todo el mundo.
Pienso que fuera de inhabituales excepciones locales, a nuestros dirigentes políticos el deporte no les interesa mucho y, de hecho no es su prioridad. Cuando se ven obligados a ir aun acto y tienen que decir unas palabras, todas están rellenas de tópicos estrujados, clichés establecidos y frases que todos conocemos y recitamos de memoria. Parecen estar convencidos de que somos una simple distracción. Se acuerdan del deporte cuando existe algún evento, donde se creen que pueden dar a entender su interés por el acontecimiento en cuestión, sea el que sea, y puedan salir en la foto al día siguiente.
Soy de la opinión de que quien ha pasado por el deporte tiene ciertas virtudes que pueden ser muy útiles a la sociedad, porque es gente preparada con capacidad de trabajo, voluntad de superación, y capaces de tener opinión propia no solo del deporte.
