Tras un año de desajustes en el calendario provocados por la pandemia, las Comuniones vuelven a su fecha original, el mes de mayo, aunque marcadas por las medidas anticovid. Fernando Mateo, párroco de Cuéllar, comenta que la manera de proceder de este año será muy parecida a la de 2020, cuando el confinamiento obligó a retrasar hasta el mes de agosto las celebraciones. Lo que hubiera sido el domingo de toros en la villa se transformó en domingo de comuniones.
Este año, las celebraciones vuelven a su mes original y desde este mismo domingo comienzan a sucederse hasta el día 30. Tomarán su Primera Comunión 42 niños de la localidad, entre ellos ocho que decidieron posponerla, pues su turno era en 2020. Esos ocho niños lo celebrarán el día 30 en un mismo templo. Para las tres jornadas se ha optado por dividir a los niños en grupos y ubicarlos en dos templos, el de San Miguel y el convento de La Concepción. Como explica el párroco, la celebración en sí seguirá siendo austera, evitando los actos que comprendían la eucaristía antes de la pandemia. “Habrá un par cosas más que el año pasado, pero poco más”, señala en cuanto al contacto y las distancias pertinentes. Los bancos estarán marcados para su ocupación y se hará por grupos de convivientes. “No vamos a estropearlo todo ahora, hay que hacerlo así”, indica el párroco en cuanto a que todas las medidas son pocas y que a pesar de las ganas de una celebración normal, es momento de respetar las normas para superar esta situación.
Todo esto ha supuesto una sobrecarga de trabajo para el párroco y las catequistas locales, que han tenido que organizar a todos los cursos de catequesis -tanto de Comunión como anteriores y posteriores cursos- de tal manera que no coincidieran en sus clases en la Casa Parroquial. Desde octubre, los más pequeños han asistido divididos a catequesis familiar. Los de los cursos sucesivos han estado organizados entrando por puertas diferentes, con cuarto de hora de diferencia a sus clases de catequesis, con espacio para la desinfección. Sin duda, el trabajo ha sido arduo y con parón incluido, el de la tercera ola que suspendió la catequesis durante más de un mes, pero todo merece la pena para llegar a fechas como la de este domingo. Los niños lucirán un complemento más en sus comuniones, la mascarilla, algo que quedará en el recuerdo.
