La ‘tormenta perfecta’ —como se le ha denominado a la que pasó por Segovia el sábado— cuenta con un antecedente parecido. Fue el 15 de julio de 1980. Numerosos árboles fueron derribados por los fuertes vientos. Según las estimaciones de entonces, las pérdidas se elevaron a 400.000 euros (65 millones de pesetas de entonces). La mayor parte de los daños se la llevó el campo, sobre todo la zona agrícola al tratarse de verano.
Algunas de las localidades más afectadas fueron Aguilafuente, Fuentepelayo, Cantalejo, Cabezuela o Aldeonsancho, entre otros. El viento llegó acompañado por lluvias y un fuerte aparato eléctrico.
Según EL ADELANTADO DE SEGOVIA del día siguiente a ese ‘martes negro’, la población vivió una jornada de “pánico”.
La tormenta hundió tejados, derribó naves y varias obras en construcción. Como ocurrió el pasado sábado, varios árboles cayeron sobre vehículos pero afortunadamente tampoco hubo víctimas personales, a pesar de que algunos coches quedaron atrapados entre las ramas al caer sobre la carretera —como muestra la imagen de portada de ese día—.
En Fuentepelayo el reloj del Ayuntamiento cayó sobre un turismo, al igual que un nido de cigüeñas. Quedaron cortadas carreteras como las que comunicaban con Aguilafuente y Zarzuela del Pinar.
En Cantalejo la caída de un rayo mató algunas reses de ganado que se encontraban en el campo y algunas naves quedaron destruídas. En Cabezuela también cayeron árboles sobre la carretera.
La principal diferencia entre ambos casos fue que la tormenta de este sábado duró más de doce horas, mientras la de 1980 no rebasó los cinco minutos.