Las reses pertenecientes a la ganadería de Coquilla de Sánchez, procedentes de Martín de Yeltes, Salamanca, protagonizaron el más tranquilo de los encierros celebrados en la villa durante estas fiestas.
La Asociación Encierros de Cuéllar calificó el ganado como “bien encastado, noble y bastante más manejable que el de los encierros anteriores”.
La salida de los corrales del Cega se caracterizó porque cuatro mansos derivaron peligrosamente al lado izquierdo, dejando al resto de los animales al lado contrario. Los caballos recogieron a los toros, pero iniciaron un trazado rápido que mantuvieron en toda la zona de pinares.
Su traslado por el campo fue algo segregado; el paso por ‘Las Máquinas’ estuvo encabezado por dos novillos de forma individual, que rápidamente fueron reintegrados al grupo, tras un paso también individual por ‘Las Hontanillas’.
El paso por ‘El Tubo’ se hizo con normalidad y se procedió a parar el encierro en el descansadero, con mucha más antelación de la prevista, dada la rapidez de su traslado por la zona campestre.
A pesar de la velocidad, la conducción del ganado resultó mucho más manejable que en días anteriores, en los que los problemas se acumularon para los caballistas y los directores de campo.
Ya en la zona de ‘El Embudo’, la carrera se inició desde arriba, pero con caballos por delante que controlaron la velocidad del encierro. Pronto se adelantó un novillo y los caballos tuvieron que abrirse y dejar paso al resto del ganado.
La bajada fue más lenta y controlada que en los encierros anteriores, lo que ha redundado en beneficio del encierro urbano.
El paso por las calles centrales de la villa también ha sido más controlado. La primera mitad del recorrido siguió la pauta que ya se marcaba en su inicio: un novillo por delante y el resto arropado por mansos, que formaron el núcleo principal para los corredores.
En la zona de Los Paseos de San Francisco se adelantaron cuatro novillos que se colocaron a algo de distancia del resto del encierro, manteniendo la misma velocidad. Esta segunda mitad del recorrido fue la mejor para los corredores, en la que pudieron disfrutar del riesgo sin el descontrol del encierro del día anterior, que dejó varios heridos.
En esta ocasión y afortunadamente, no se realizó ningún traslado ni atención por parte de los servicios sanitarios.
En cuanto al tradicional ‘Baile de Rueda’ que precede al encierro, reinó como siempre el buen ambiente y la diversión. Su acertada organización está causando que, como señala la Asociación Encierros de Cuéllar, “este venga siendo el aspecto más agradable de los encierros últimamente”.
Se apreció un descenso del número de caballistas, que se calcula no llegó a 300. El número de mansos también fue más reducido, hecho que corredores, aficionados y espectadores agradecen.